
Al
dar a conocer la historia de José Confesor (bit.ly/1hAJQat), marchante que antes
tenía que andar vendiendo vegetales de a 10 y 15 pesos por todos los barrios.
Con la Tanda Extendida ha conseguido suplirle a la escuela Emiliano Espaillat
de Fantino.
Arregló la casa, compró carro y
puede pagar estudios sus hijos
Con
la Tanda Extendida, la Revolución Educativa que está impulsando Danilo Medina
desde el gobierno, la vida de José Confesor y de su familia está
cambiando. Ahora vende hasta 6,000 pesos diarios. Arregló la casa, se compró un
carro y puede pagar los estudios de sus dos hijos.
Un impacto que apenas empieza a
sentirse
La
DICOM explica que la el impacto de jornada de la Tanda Extendida ya se está
sintiendo.
“El
encadenamiento virtuoso económico y social, apenas comienza, apenas empieza a
sentirse. Deja que la Revolución Educativa tenga un año, dos años, tres años…”
"El
que me suple a mi los vegetales, explica José Confesor, le está yendo mejor,
porque yo le compro más".
Aquí la historia completa
de José Confesor
Antes
tenía que andar vendiendo vegetales de a 10 y 15 pesos por todos los barrios.
Con la Tanda Extendida ha conseguido suplirle a la escuela Emiliano Espaillat
de Fantino. Ahora vende hasta 6,000 pesos diarios. José Confesor es un buen
marchante.
Expliquemos
eso de "marchante", porque podría creerse que es una palabra en
desuso y un comportamiento inútil. "Comerciante" sería palabra
suficientemente abarcadora. Y no es así.
En
la cotidianidad de nuestros barrios, el marchante o la marchanta (contemporáneo
del pulpero) es aquel vendedor ambulante que suple las ensaladas a la puerta de
la casa y nos ahorra ir al mercado, porque él o ella lo hace por nosotros.
Antes lo hacía a pie con la cesta de repollos, lechugas, tomates y vainitas en
la cabeza o en mulo o a caballo. Ahora con la extensión de las ciudades, el oficio
del marchante se ha mecanizado con el triciclo o más recientemente, como es el caso
de José Confesor, con camioneta, y algunos, en talante emprendedor, se auxilian
del altoparlante.
Hay
que precisar, valga la aclaración, que a cualquier vendedor ambulante no se le
llama marchante, pues no lo es quien vende pan, dulces, moroquitos, frios-frios,
morcillas y longanizas.
La
virtud apreciada en el marchante o la marchanta es la confianza. Confiamos
porque hacemos pequeñitos negocios todos los días y "nos acoteja".
Por
eso el cocinero de la escuela Emiliano Espaillat, Leonicio Campos, destaca que
José Confesor vende productos de calidad y que "todo lo que él vende es
bueno".
Y
el mismo José Confesor al describir su quehacer, nos cuenta que "para los
niños, yo me preocupo en buscar lo mejor".
Con
la Tanda Extendida, la Revolución Educativa que está impulsando Danilo Medina
desde el gobierno, la vida de José Confesor y de su familia está cambiando.
Arregló la casa, se compró un carro y puede pagar los estudios de sus dos
hijos.
Y
esto, el encadenamiento virtuoso económico y social, apenas comienza, apenas
empieza a sentirse. Deja que la Revolución Educativa tenga un año, dos años,
tres años…
"El
que me suple a mi los vegetales, explica José Confesor, le está yendo mejor,
porque yo le compro más".
En
conclusión, le preguntamos, díganos: ¿cuál es la situación? "Se vive
mejor, el cambio se ha visto", dijo y sonrió.
DIRECCION
GENERAL DE COMUNICACIÓN
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