Acroarte debe tener
conciencia del valor de lo alcanzado con el ceremonial más importante del arte
nacional y evitar las veredas envenenadas de las diatribas, los pequeños
enfrentamientos pre-comiciales o el
festín equívoco de los egos insaciables y el amor de cada quien por sí mismo.
José Rafael Sosa
Preguntarse, a casi una semana de los
hechos consumados, tras todo lo dicho y proclamado, sí el Soberano fue,
cómo ceremonial y premiación, un éxito o un fracaso, sería un
reduccionismo simplista, indigno de un análisis serio. ¿Qué ocurrió
realmente? ¿Fueron justos o injustos los premios, vistos caso por caso?
Lo que se ha generado en torno a los
resultados del Soberano es altamente positivo y ofrece la oportunidad
para evaluar para rectificar desvíos y entuertos y de revisar, la
validez, la justicia y el brillo, del ceremonial, o el equívoco fracaso
de sus veredictos, parcial o totalmente. ¿Cómo fue el veredicto, para cada uno
de los renglones?
No es la primera vez , ni ha de ser
la última, que desde el día siguiente de la noche de los Premios Soberano, que
monta la Asociación de Cronistas de Arte de RD con el patrocinio de Cervecería
Nacional Dominicana y el co-patrocinio de Claro, lleguen quejas,
razonables o no razonables, denuncias y conflictos, cuyo tono
recorre desde lo personal, lo pasional y subjetivo y lo profesional, pero entre
cuyas fisuras suele colarse también un peso de razón y una entrega de
racionalidad a los que se debe poner caso. Por lo demás el panorama se completa
con gritos, ofensas y quejas provenientes de los artistas, aún no saben perder.
No debería sorprender a nadie, porque
el ritual sigue siendo el mismo y a parecer, ya es inevitable y consustancial
al galardón, que sigue siendo el más importante premio al talento nacional,
en la medida en que también resulta una cruda competencia de egos y
una medición anual de trayectorias, respecto de las cuales el
universo de quejas, acusaciones, siempre se hace presente. Con razón o
sin ella, sus tiempos conflicto siempre dejan lecciones y experiencias,
aprovechables para enmendar lo irrealizado.
El Soberano no puede ser evaluado
como una entidad única, dado está integrado por tres dimensiones claramente
diferenciadas: alfombra roja, producción y premiación.
La roja pasarela
La Alfombra, que tuvo como
responsable de su producción a José Enrique Pintor, pasa la prueba por su
diseño, los recursos de cámara, iluminación y talentos, para enmarcar el
desfile de quienes estaban nominados, entre quienes la vestimenta recorría un
trayecto de lo sublime y sensual, a lo claramente fuera de lugar y huérfano
del sentido de la elegancia esperado.
La alfombra, en tanto producción de
televisión, pasa bien la prueba, evitó baches, tuvo un elegante dinamismo
de producción y permitió la exhibicionista, superficial y a veces ofensiva
exposición de telares y diseños, carísimos y demandantes de recursos
dignos de un mejor destino.
A nuestro gusto, la Alfombra Roja
debería ser material a ser eliminado, pero aspirarlo es atentar contra la
fuerza de una tradición en este tipo de premio. Será grata la novedad del día
en que se anuncie que ya no será montada. Lo fundamental en un premio...es el
premio. El resto es alimentar hambres con el cuchara vacía.
La producción
Como espectáculo, El Soberano tiene
un sabor de lo bien logrado .Algunos elementos que quedan entrampados en la red
de lo que pudo haber sido mejor logrado.
Lo mejor:
- Edilenia Tic, e Imaginativa lograron, artísticamente,
una entrega impecable, con la explotación correcta de vertientes de
producción en un escenario que se mostró amplio, amigable y elegante. El
factor de debilidad estuvo en el guión para los presentadores y la falta
de fuerza en su interpretación ante cámaras. Algunas deudas quedan con los
giros de humor con los guiones.
- Destacable la escenografía de Omar Martí,
quien ha mostrado un sentido tremendo de actualización en su quehacer
profesional y que representó un aporte fundamental para el éxito de lo que
fue el Soberano como producción.
- El diseño de luces y producción desde las
inmensas e impresionantes pantallas en Led, fue uno de los elementos
que, , con un sobrio diseño multifuncional para dar base a los
sorprendentes y emotivos segmentos que se vieron a lo largo del
ceremonial. Buen manejo escenográfico, excelente la sincronización y
respaldo multifuncional para los espectáculos puestos en repertorio. (Amir
Rezevani/YasGroup; Juan Tejera/YasGroup; Oros dela Guardia/Orosman&Co)
- La apertura con Juan Luis Guerra y Johnny
Ventura, combinación escasamente disfrutada antes, aun cuando de haberse
seleccionado una pieza más conocida, el gancho emocional como efecto de
nostalgia musical, había operado muchísimo mejor. Valida pero con la deuda
de que pudo haber sido mejor.
- La decisión inteligente de no usar tiempo para
poner en escena los discursos del presidente de Acroarte (Jorge Ramos) y
de la Cervecería Nacional Dominicana (Franklin León), ambos incluidos en
el sobrio programa de mano, elemento que contribuyó a producir uno de los
ceremoniales más cortos de la historia del Premio.
- El musical Carmesí de Vicente García, el más
sobrio de toda la noche y que dejó ver la impecabilidad de este joven
cantante, haciendo música y letra en el marco escenográfico más amigable
de toda la noche. (Producción musical de Eduardo Cabra y Vicente García).
- La vistosidad y dinamismo del número de los
urbanos, (Urbano Power) presentados a un nivel visual espectacular,
pero con el hándicap de que las letras no se entendían bien por lo
estruendoso dela música y la rapidez en la interpretación de las letras.
No hizo falta ningún general anunciado. Musicólogo, Nene la Amenazzy y El
Mayor Clásico, los tres con estilo y altura.
- La coreografía de Carlos Veitía, apoyado en
los talentos danzantes del Ballet Concierto Dominicano, debía pasar a la
historia. Sincronía, expresividad, ritmo y buen gusto.
- La fuerza emotiva del segmento dedicado a los
artistas que partieron de este mundo en 2016 (Estarás por siempre). La
fuerza de la pieza interpretada por esa joven, sobre producción de Chichí
Peralta, al lograr uno de los mejores segmentos de este tipo, proyectando
las fotos en blanco y negro y abarcando todas las áreas del arte, no solo
las premiadas en esa noche memorable.
- El musical Que lluevan corazones, con Milly
Quezada, aun cuando faltaron también aquí, números más conocidos, pero
estuvo a la altura. (Producción de Janina Rosado).
- La Fantasía Sonera, inmenso acto de justicia a
quien finalmente ganó el Soberano: Cuco Valoy, resumiendo, con el son
Juliana antisépticamente orquestado en tiempos de modernidad, sin
hacer referencia a otros éxitos del legendario sonero y menos el son
de mayor compromiso del Virtuoso, himno de la revolución de abril de 1965:
“Mientras haya hombres machos y patriotas, habrá Patria. En ellos está
el porvenir de su pueblo. En ellos está la esperanza del Patria...”,
(Producción musical de Ramón Orlando y orquestación de Eugenio
Vanderhorst).
- La Coco Band fue un homenaje de altos vuelos y
un re-encuentro histórico con sus figuras, musicalmente vistoso muestrario
del estilo de Pochy Familia, merengue intenso basado en letras pegajosas
y fáciles (entre las cuales se colaron piezas de un contenido tan machista
como La Faldita, pero sin que nadie tuviera el buen sentido de género de
no seguir difundiendo ese patriarcal trabajo que enmarca a la mujer como
objeto sexual), Musical y coreográficamente un buen musical y un merecido
homenaje a la trayectoria de Familia (productor del segmento).
Notables los coros de:Boby Rafael,Kinito Méndez, Henry García, Raffy Díaz
y José Veras.
Los presentadores
Pamela Sued y Francisco Vásquez
tenían la ventaja, y la desventaja, de ser primerizos en el exigente trabajo de
la conducción.
No lograron la química de otras
parejas en ediciones anteriores. Una presencia fresca e
inédita, pero algo faltó. No alcanzaron esa relación intensa y divertida con el
público y que hacía recordar las mejores partes de otros conductores del
pasado. Fue una búsqueda de novedad que se quedó en las redes del quehacer
promedio. Algo faltó en ellos. Los cambios de vestuario (con excepción del
vestido blanco y negro con busto abanicado) estuvieron muy bien. Ambos
tienen porte y resultan elegantes.
Agradecimientos
variopintos
En general fueron aburridos y
monocromáticos. Todos iniciaban con la alusión a Dios, que alcanzó su grado de
sinceridad más alto con Juan Luis Guerra y AishaSyed Castro. El agradecimiento
a Acroarte y Cervecería ya es protocolar y procedente, pero !cuantos!
disparates inoportunos, se dijeron desde allá arriba!
Injusto culpar a la producción de las
muestras de mal gusto, particularmente en el caso de la ausencia de Héctor
Acosta y el de la señora madre de una galardonada (¿para que subió?) que lanzó
un slogan o consigna (E´palante que vamos), completamente fuera de lugar y en
referencia a una situación política que ha sido desplazada y superada por otras
realidades.
Lo mejor de las intervenciones de
agradecimiento: la emoción sentida de Manny Cruz, la improvisación de Mozar La
Para frente a Cheddy, las palabras de: Freddy Ginebra, las de la profesora
Josefina Miniño, Carlota Carretero, Claudio Rivera y la trascendencia de lo
expresado por Milagros Germán. El punto más alto fueron las palabras, con tanto
sabor a sinceridad pueblerina, de un Cuco Valoy que fue ubicado finalmente en
el lugar que históricamente le corresponde en el arte dominicano. Fue e mayor
acto de justicia de Acroarte.
Los veredictos
La parte fundamental del Premio es la
premiación: la adjudicación de cuales manos se habrán de llevar la estatuilla
de platino, hermosa y estilizada.
En esa decisión, bueno es recordarlo,
la empresa patrocinadora, Cervecería Nacional Dominicana, no tiene ninguna
incidencia, cuidándose de no influir sobre los resultados de la votación de los
miembros de Acroarte, postura que ha mantenido esa empresa desde que ingresó
como principal auspiciador del galardón. La responsabilidad de la elección
tiene que ser adjudicada a quienes votan.
A la luz de los resultados,
mayoritariamente acertados, nos parece que hace falta una revisión que
implique:
- La creación de un nuevo mecanismo de elección
que evite la decisión tomada solo por mayoría de votos y más adherente al
criterio especializado de evaluación de las postulaciones.
- El establecimiento de una curación técnica y
artística de las decisiones que procure distribuir los galardones con
sentido de equidad, evitando la concentración de estatuillas en las mismas
manos cuando son varios los talentos dignos de recibirlas.
- Los artistas deben aprender a perder. Un poco
de humildad nunca sale sobrando. Los pataleos localmente registrados, no
tienen efecto en otras premiaciones internacionales, donde regularmente
los que pierden aplauden a los ganadores.
- Los artistas que no acudan (incluyendo los
previsibles s compromisos internacionales, que ciertamente podrían ser
evitados sabiendo la fecha en que se monta el Premio) no deberían ser
representados por nadie. Que les manden la estatuilla a sus oficinas
posteriormente.
- En todo caso, la recepción por parte de
terceros (representantes, agentes o lo que sean) debe ser previamente
supervisada y curada para evitar momentos desagradables o innecesariamente
reiterativos, enfatizando en el mercadeo de una marca artística, más que
en el agradecimiento por un galardón merecido.
- De las intervenciones de los ganadores, sólo
dos se refirieron a la actual coyuntura de lucha contra la corrupción, la
impunidad y por la transparencia: el primero fue Claudio Rivera (Dirección
Teatral), lastimeramente entregado fuera de ceremonia y difundido sin sus
palabras posteriormente, una censura que poca gente ha referido) y
Milagros Germán (ya en vivo), quien elaboró con mucho más detalle el
concepto, y logrando la mejor de las intervenciones de agradecimiento por
la belleza con que logró expresar el concepto, en un recordatorio de la
maestría que estrenó para la televisión Yaqui Núñez del Risco.
- Acroarte tiene ahora la obligación de evaluar
el Premio Soberano 2017, echar a un lado las diatribas y los pequeños
enfrentamientos comiciales o de egos y no permitir que las aspiraciones
electorales se administren por la vía del enfrentamiento personal y mezquino.
- Reconocer la entrega con que la actual
directiva de Acroarte, se entregó a su principal responsabilidad
institucional y hacer el llamado a evaluar y mejorar fallos e
incongruencias.
Los premios
comentados
GRAN SOBERANO
- Cuco Valoy. El mayor acierto del ceremonial. Debió haber sido antes. Mucho
antes. Las palabras del artista, llanas y profundamente emocionadas,
dieron el cierre en lo alto a un ceremonial de lágrimas vivas
y por derramar.
ORQUESTA DE MERENGUE
Héctor
Acosta. Merecido, pero debió haber
estado allí.
MERENGUE DEL AÑO
- “Pa nosotros dos”, Gabriel. El más polémico. Fue protestado en la misma sala y
de viva voz. No fue el que más sonó. Los Hombres de Edad, de Los Hermanos
Rosario, era un claro ganador en justicia. Un error si el criterio es
popularidad. Un acierto, si el concepto es relevo del merengue por parte
de un nuevo talento, egresado de Berkley. Un premio para pensarlo. Molestó
que fuera ganador de los tres renglones en que estaba nominado. Una
casualidad o un merecimiento. Nunca habrá de saberse. Cada quien que lo
proteste o lo celebre. Pero tampoco se trata de una conflagración del
dinero. Hay que restructurar la forma de votar. Esta es la mejor prueba de
que se deben definir nuevos criterios
y curación de los galardones antes de entregarlos.
BACHATERO DEL AÑO:
- Frank Reyes. Merecido y justo.
BACHATA DEL AÑO:
- “Amorcito enfermito”, de Romeo Santos, voz de Héctor Acosta.
De haberse curado este premio, hubiera sido bueno ampliar el abanico y
darlo a otro de los nominados como bachateros. Había postuladas piezas que
tenían las condiciones para ganar.
CANTANTE SOLISTA
- Manny Cruz. Fue el
primer hecho impactante en la premiación, ejemplo de reconstrucción de una
marca artística y de una juventud que lucha por sus objetivos
SALSERO DEL AÑO
- Chiquito Team Band. Buena
selección, pero la advertencia es a la orientación machista de su
principal éxito. . (¿Qué diablos quieres...? ¿Qué parte del no
entiendes?) ¿Solo se supervisa el texto de las canciones de
los cantantesurbanos?
ORQUESTADOR Y/O ARREGLISTA
- Víctor Wail. Merecido
URBANO DEL AÑO:
- Shadow Blow. Bueno.
VIDEO CLIP DEL AÑO
- “Pa’ nosotros dos”- Gabriel- director Iván
Herrera. Sonó bastante y es
merecido, tanto como cualquiera de los otros nominados. Al entregarlo a él
se perdió la oportunidad de hacer justicia a otros trabajos de enorme
calidad visual.
ARTISTA
Y/O AGRUPACION POPULAR DESTAC. EXTRANJERO
- Juan Luís Guerra. Justo.
Muy justo.
ALBUM DEL AÑO
- “Merengue y sentimiento”, Héctor Acosta, justo, recibido por un
mal representante.
MUSICA RELIGIOSA CONTEMPORANEA
- Chistopher Henry. Nada despreciable pero el ganador debió ser Marcos Yaroide
ORQUESTADOR Y/O ARREGLISTA
- Víctor Waill. Justo. Una trayectoria muy larga de éxitos.
CONJUNTO TIPICO
- Banda Real. Justo.
COMPOSITOR (A) DEL AÑO
- Daniel Santacruz. Tiene méritos y talento como compositor.
CONCIERTO DEL AÑO
- “Llenarte de besos”, Frank Ceara. Un acto de justicia para un artista que
merece proyección internacional.Ceara merece más.
ESPECTÁCULO DEL AÑO
- The New York Band. Justo. Merecido
COLABORACIÓN DEL AÑO
- “Playa y arena”, Mark B y Gabriel. No comentario
PROGRAMA SEMANAL DE VARIEDADES
- “Qué Chévere es Saber” (Telesistema), Reconocimiento a una buena televisión
educativa y divertida.
REVISTA SEMANAL DE VARIEDADES
- “Con Jatnna” (Color Visión)Justo.
ANIMADOR DE TV
- Frederick Martínez. El Pachá no deja
indiferente a nadie. Hizo
bien con llevar a Michael Miguel y a Jochy Santos. Fue generoso y
expresivo. El tipo de comportamiento creativo que hizo falta en podium.
LOCUTOR DEL AÑO
- Miguel de Jesús. Buen intento de descentralizar el premio, muy marcado por
las urbes grandes.
PROGRAMA DE TEMPORADA
- “Trayectoria”, Color Visión. Otro reconocimiento a una televisión de
criterio, cuidada y respetuosa del espectador.
PROGRAMA INFANTIL
- “El Show de Huguito” (Supercanal). Estuvo bien.
PROGRAMA REGIONAL DE VARIEDADES
- “Ustedes y Nosotros” Un acto de justicia. Lo merece
PRESENTADORA DE TV
- Pamela Sued. Lo merece.
PROGRAMA DIARIO DE VARIEDADES
- “Chévere Nights” (Telesistema). Milagros Germán elevó el nivel del
premio con sus palabras, muestra de un talento y evidencia de una actitud,
La mejor intervención de agradecimiento,
PROGRAMA DE INVESTIGACIÓN
- Nuria (Color Visión). Merecido, pero debió haber asistido.
Vertical y combativa, pero debió haber estado allí.
COMUNICADOR DESTACADO EN EL
EXTRANJERO
• Francisca Lachapelle.
Bien.
COMEDIANTE DEL AÑO
- Juan Carlos Pichardo. Reconocimiento a una trayectoria
cuidadosamente labrada. Figura que se ha hecho validar por si misma. Nadie
le transfirió paternalmente la fama. El tipo se ha labrado un camino,
combinando actitud, creatividad y buen gusto.
CANTANTE LIRICO
- Paola González. Merecidísimo
BAILARIN (A) CLASICO (A)
- Marcos Rodríguez (Edanco). Un danzante de
primer nivel, reconocido tal cual debe ser. pero coincido con Alfonso
Quiñones, editor cultural de Diario Libre; Edanco no es un espectáculo sino un
festival,
COREOGRAFO (A)
- Pablo Pérez (Gala Mundial de la
Danza) Fuerza y expresiva corporeidad danzante.
OBRA DE TEATRO
- “Ana Frank: El Diario” (Antonio Melenciano). Buen montaje,
Buen director. Justicia con la entrega con el apunte de que las
nominaciones en teatro fueron muy reñidas por la calidad de todas las
propuestas y particularmente por Ave Negra (Proa Teatro), La vida es sueño
(Teatro Guloya) y El Ultimo Instante (Guillermo Cordero)
PRODUCCION ESCENICA
- “La princesa de las Czardas”. Justo.
DIRECCION TEATRAL
- Claudio Rivera (La vida es sueño) Un reconocimiento a 25 años de buen
teatro latinoamericano. Unas palabras censuradas sobre impunidad y
corrupción.
ACTOR DEL AÑO TEATRO
- Miguel Lendor (Ana Frank: El Diario). Me habría gustado Francis Cruz, pero
Lendor lo merece en justicia.
ACTRIZ DEL AÑO TEATRO
- Carlota Carretero “El último instante”. Uno de los mayores aciertos del
Soberano. Lástima que solo ganara esta categoría.
PELÍCULA DEL AÑO
- “A orillas del mar”, Bladimir Abud. Mayor acierto de Acroarte
en Cine.
DIRECTOR DE CINE
- Bladimir Abud, “A orillas del mar”. Merecido, pero faltó flexibilidad para
premiar La Familia Reyna, portadora de tantos valores fílmicos. Con una
estatuilla a Abud, era suficiente,
ACTOR DE CINE
- Jalsen Santana, “Cuentas por cobrar”. Hubiera seleccionado a Cuquín Victoria, con
el sorprendente dramático en La Familia Reina ó a David Maler, en la misma
producción.
ACTRIZ DE CINE
- Adalgisa Pantaleón “La familia Reyna”. Buena elección
PREMIO DEL PÚBLICO
• Mozart La Para. Merecido. Mucho, Tiene talento y tan solo
le queda pendiente pedir perdón al público por las pésimas letras que compuso e
interpretó en su primera etapa.
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