En 1971 Gobierno favoreció el sicariato de Estado; modernos “varones de puñal” integraban la “banda colorá”



Por Tito Valenzuela
Flavio Josefo, historiador del siglo I, refiere que en Roma habían grupos de judíos hostiles a esa nación conocidos como “varones de puñal” dedicados a matar en pleno día en medio de la ciudad, aprovechando, sobre todo, los días de fiesta, donde se mezclaban con la muchedumbre y manipulando pequeños puñales ocultos entre sus ropajes asesinaban a sus contrarios. La palabra griega para “varones de puñal” se origina del término latino “sicari” (sica, en latín) que significa “portador de un puñal corto”.
     Al presente los sicarios integran grupos delictivos con armas de diversos calibres que ofrecen sus servicios sin necesidad de encubrirse pues en la sociedad dominicana a cualquiera se le facilita disponer de un sicario. Remontándonos al 1971 a un año del segundo período del gobierno de Joaquín Balaguer el sicariato tuvo su máxima manifestación en el Frente Democrático Reformista Anticomunista (la banda colorá) grupo paramilitar utilizado por el Estado para asesinar a dirigentes izquierdistas.
    Esos varones de puñal modernos de la banda colorá irrumpían en escuelas para identificar y agredir a integrantes de los frentes estudiantiles y penetraban a barrios de la Capital y del interior persiguiendo a opositores del régimen. Aunque el jefe de la Policía, mayor general Enrique Pérez y Pérez, negó que instigaran y protegieran a sicarios es sabido que el teniente Oscar Núñez Peña fue en un momento el dirigente máximo de la banda colorá, y muchos sicarios fotografiados con oficiales, clases y rasos en pasillos del palacio de la Policía.
     De los periodistas asesinados en esa época estuvo Gregorio García Castro quien en su columna “En un tris” que publicaba en el periódico “Ultima Hora” criticaba a la banda y acusaba a la Policía de coincidir con grupos delictivos. A raíz del asesinato (8 de octubre) de cinco integrantes del Club Héctor J. Díaz la embajada de los Estados Unidos se desligó de acciones terroristas como respuesta a acusaciones de que miembros de esa misión diplomática eran directores intelectuales de la banda colorá.
     La disolución de la banda inició con la designación como jefe de la Policía (14 de octubre) del mayor general (EN) Neit Rafael Nivar Seijas, y como resultado, el último jefe de la banda colorá Ramón Pérez Martínez (exmilitante comunista) estuvo preso en el penal de La Victoria.
     Sin embargo, los modernos varones de puñal y sus cabecillas fueron premiados por el presidente Joaquín Balaguer pues Pérez Martínez fue convertido en dirigente del Partido Reformista y luego nombrado al frente de la Corporación Dominicana de Electricidad, donde se dedicó a desmantelar a Sitracode, el sindicato de la CDE. Al exteniente Oscar Núñez Peña el mandatario lo designó vicecónsul en Mayagüez, Puerto Rico, a sabiendas de que Julio César Hernández (Peñón), otro sicario de la banda colorá reveló que el exoficial policial había asesinado a unas cincuenta personas.

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