Ex-senador Tito Hernández lamenta el fallecimiento de su amiga Griselda Jiménez y destaca sus principios y valores

La triste despedida de una amiga! A la Memoria de Griselda Jiménez Olivo! Despedirla en silencio, sin decir lo que siento, sería ocultar al mundo su ejemplo. Lo que convierte a un ser humano en Héroe es la actitud que asume frente a los desafíos y adversidades que le presenta la vida. Y no hay mayor adversidad que la muerte. Enfrentarla con dignidad, con entereza y coraje nos hace distintos, nos convierte sin querer en un verdadero acto de heroísmo. Nunca he conocido a nadie que asumiera con tanto valor la suerte que le deparó el destino. Hace menos de un año un cáncer le fue diagnosticado, y aunque quienes la conocíamos lo sabíamos, lo enfrentó casi como si no lo tuviera. Nunca la escuché quejarse de la vida, nunca del destino que la había tocado, nunca culpar a nada ni ha nadie. Lo asumió como una realidad inevitable ante lo cual lo único que podía hacer era luchar desde su interior hasta el final, como lo hizo. Sin un lamento, sin un quejido. Sin pedirle nunca nada a nadie, sin ni siquiera pedir licencia o un permiso. Y aunque estaba rodeada de seres que la amaban y ella amaba, decidió cargar su propia cruz, transitar en silencio su calvario hasta el final del camino. Nunca dijo nada, para que nadie sufriera, para que nadie llorara. Ella fue una mujer íntegra y honesta , madre abnegada, esposa fiel, hermana sin igual, compañera y amiga leal. La conocí hace ya 30 años en medio de las luchas sindicales de los profesionales agropecuarios cuando yo recién comenzaba. Fue una militante activa desde los laboratorios de Agricultura donde trabaja. Nunca fue indiferente a la lucha y necesidades de su sector, ni de la sociedad. Siempre escuché decir que la mejor manera de servirle a su país es haciendo bien lo que sabes hacer, y ella lo hizo. Desde su profesión de Bioanalísta trabajó siempre en los Laboratorios velando por la sanidad vegetal y animal de los alimentos cuidando la salud de los dominicanos. Y lo hizo con honestidad, pulcritud y eficiencia. No dejó ninguna riqueza, pues en su vida no acumuló ningún bien material, pero a sus hijos le deja la mayor de las fortunas: el legado de su vida ejemplar. Ella no fue una heroína de esas que salen en las portadas de los periódicos y revistas, ella fue una heroína de esas que trabajan y viven en silencio, de esas que luchan y aman a los demás en silencio, de esas que lo dan todo a cambio de nada, pero siempre en silencio. Hoy la despedimos entristecidos y con el alma destrozada, con un hasta luego, con un hasta mañana, compañera de lucha, amiga y hermana del alma! Te recordaremos tal cual eras, humilde y sencilla, solidaria y amable y tu eterna sonrisa en los labios. Descansa en paz y que Dios te acoja en su Gloria!

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