La propuesta del ministro de Educación, Luis Miguel De Camps, de impulsar un pacto nacional por la educación que integre al sector privado es oportuna y urgente,proclamó.
Elevar la calidad del sistema educativo y cerrar la brecha entre la formación y el acceso a empleos dignos requiere del compromiso de todos los actores sociales. El Estado no puede solo.
El enfoque en competencias laborales, habilidades técnicas y formación dual responde a una realidad innegable: muchos jóvenes egresan de las aulas sin las herramientas necesarias para insertarse productivamente en la economía.

Y el país, al mismo tiempo, arrastra déficits de mano de obra técnica en sectores clave como el turismo, la tecnología, la construcción y la industria.
Una alianza estratégica con el empresariado -que facilite prácticas, mentorías, diseño curricular vinculado a la demanda real del mercado- permitiría formar ciudadanos más preparados, críticos y con mejores perspectivas de futuro.
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Que el Ministerio haya tomado la delantera en esa concertación nacional es un paso promisorio.
Se trata de invertir más, y también de invertir mejor. De vincular la escuela con la vida. De poner el conocimiento al servicio de la inclusión, el crecimiento y la equidad. Un país con mejor educación es un país más justo.
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