PASTOR ABEL ENCARNACION “SER LIDER ES DESARROLLAR EN LAS PERSONAS UN SENTIDO DE IDENTIDAD Y PERTENENCIA”.

Por Tomas Bueno Santo Domingo.- Aunque el concepto que define el líder ha sido ampliamente trabajado y asociado generalmente a personas dinámicas, carismáticas o poderosas, el secretario ejecutivo del Concilio Asambleas de Dios, República Dominicana, Abel Encarnación, sostuvo que la clave del liderazgo que transforma está no solo en influir en las personas en busca de resultados cuantitativos, sino en trabajar con ellas para que sean transformadas en su “yo particular e individual”. Enfatizó que debemos modelar a estilo de nuestro Señor Jesucristo un tipo de liderazgo que no solo afecte los procesos, sino que afecte a las personas. “Nuestra sociedad necesita de aquellos líderes que son capaces de tocar y de cambiar, no solamente el grupo, sino también a la persona en su yo particular y desarrollar en ellas un sentido de identidad y pertenencia, insistió. Explicó que los líderes transformacionales son conocidos como mentores que siempre actúan como guía o consejero de otros, que asumen un nivel de responsabilidad para la salud y el desarrollo de la gente que está a su alrededor. Destacó que estos líderes logran cambios e influyen en las personas porque son hombres y mujeres propósitivos que tienen la intención específica y fundamental de tocar realmente la vida de la gente con la que sirven y a la que sirven. Recordó que Jesús les dijo a los suyos: “Venid en pos de mí, y os haré… los transformaré, los cambiaré”, expresó el pastor Encarnación. En su participación en los devocionales que cada lunes a primera hora realiza la Universidad Nacional Evangélica en su recinto de Miraflores, Encarnación indicó que debemos promover a lo interno de nuestras iglesias y ministerios un liderazgo que transforme las estructuras espirituales y sociales de nuestro entorno. Al desarrollar su prédica sobre el capítulo 15 del Evangelio de Juan, sostuvo que donde quiera que existan grupos, personas, sean estas creyentes o no, debemos promover acciones de liderazgo que puedan modelar el carácter y el ejemplo de Jesús y contrarrestar los modelos autocráticos de dirección que aún permanecen en la actualidad. Expresó que debemos modelar un tipo de liderazgo al estilo de David con sus valientes, al estilo del liderazgo de Jesús con sus discípulos reflejado en los evangelios. “Los lideres generacionales que transforman vidas se caracterizan por ser hombres propositivos y relacionales, capaces de ver lo bueno y lo malo en los demás y ser transparentes”, añadió el pastor Encarnación. Los líderes transformacionales son propositivos y son capaces de establecer relaciones significativas que están más allá de la simple información académica. Encarnación citó al Señor Jesús cuando le dijo a sus discípulos: “Yo no los llamaré más siervos. Ustedes son mis amigos”, como una forma de crear un espacio de confianza con los suyos. “No podemos transformar a nadie si somos simplemente compañeros o si nos comportamos como enemigos”. Argumentó que las características iniciales para ser institucionalmente amigos es desarrollar en los individuos un sentido de identidad y pertenencia. Somos un cuerpo, somos la Iglesia de Cristo. Somos una familia, somos una sola universidad. Somos un solo equipo entre todos”, exclamó el exponente en medio de los aplausos del auditorio. El también exdirector del Instituto Bíblico de la denominación protestante, explicó que hoy en día existe la necesidad de líderes que puedan servir de la forma humilde y ejemplar al estilo de Jesús que lavó los pies de los discípulos, manifestando en todo momento una actitud de siervo. “Si queremos cambiar a otros, debemos servir, a fin de producir hombres y mujeres de bien para el mañana”.
Al final de su exposición el maestro Abel Encarnación, hizo un llamado a los presentes a trabajar en favor de la unidad del cuerpo de Cristo para cumplir así lo establecido en la oración sacerdotal de Cristo en Juan 17: 20-23, “para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”.

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