El presidente de la República, Luis Abinader firmó hoy las declaraciones de Chapultepec en el Palacio Nacional.
Hoy firmamos LA DECLARACIĆN DE CHAPULTEPEC que como saben nació en marzo de 1994 en la Ciudad de MĆ©xico, y que congregó a lĆderes polĆticos, escritores, acadĆ©micos, directores de periódicos y ciudadanos de toda AmĆ©rica, para redactar un documento que contiene diez principios fundamentales necesarios para que una prensa libre cumpla su papel esencial en la democracia.
Como presidente dominicano quiero hoy, con la firma solemne de esta declaración, comprometerme a que nuestra democracia sea mÔs plena, mÔs trasparente, mÔs justa y mÔs LIBRE.
En la actualidad, esta Declaración ya ha sido firmada por los principales jefes de estado de los paĆses del hemisferio occidental y representa un compromiso de todos porque una prensa libre es condición fundamental para que las sociedades resuelvan sus conflictos, promuevan el bienestar y protejan su bien mĆ”s preciado: la libertad.
En este nuevo siglo XXI, La apertura polĆtica ha ganado terreno en todo el mundo. Los ciudadanos tienen mayor conciencia de sus derechos. Elecciones periódicas, gobiernos democrĆ”ticos, parlamentos, partidos polĆticos, sindicatos, asociaciones y grupos sociales de la mĆ”s variada Ćndole, reflejan mĆ”s que en ningĆŗn otro momento de nuestra historia las aspiraciones de la población global que aspira a grandes metas de progreso y libertad.
Estos logros suscitan ya el optimismo, pero tambiĆ©n aconsejan la prudencia y observancia. La crisis de las instituciones, las desigualdades, el atraso, las frustraciones transformadas en intransigencia, la bĆŗsqueda de recetas fĆ”ciles o el mal uso de las tecnologĆas, son un peligro constante para el progreso alcanzado. Constituyen tambiĆ©n obstĆ”culos potenciales para seguir avanzando.

Hace ya algĆŗn tiempo, cuando nacieron las redes sociales y se generalizó su uso de manera masiva escuchĆ© a alguien decir que el mundo habĆa cambiado para siempre porque cualquiera con un telĆ©fono móvil con acceso a Internet era un periodista y que los medios de comunicación no tardarĆan en perder su papel como instrumentos para la comunicación social.
La tecnologĆa iba a permitir –al igual que en otros Ć”mbitos, como la economĆa o la polĆtica– acabar con los intermediarios profesionalizados. Todo serĆa directo y, por tanto, mejor.
Y entonces pensĆ© que esta concepción era un error. AhĆ estĆ”n fenómenos tan inquietantes y peligrosos como la ‘posverdad’ o las ‘fake news’ para que seamos conscientes de que no podemos permitir que esta equivocación vaya a mĆ”s.
Y es que, alguien con un telĆ©fono móvil en la mano que graba las imĆ”genes, o el sonido de un determinado acontecimiento es… alguien que tiene un telĆ©fono móvil. Pero no es un periodista que ordenarĆ” los acontecimientos, contrastarĆ” con todas las fuentes a las que pueda recurrir y contextualizarĆ” los hechos para ofrecer a sus lectores, oyentes o televidentes eso que es a la vez tan simple y cotidiano como complejo e importante: una noticia.
El periodismo libre es un engranaje esencial de los sistemas democrÔticos de la misma forma que lo es la separación de poderes, una justicia independiente, o la libertad de asociación.
El periodismo sirve para muchas cosas. Me gusta especialmente la antigua y entraƱable definición que decĆa que su función es formar, informar y entretener. Pero tambiĆ©n sirve para garantizar el equilibrio de poder que es tan necesario en una democracia y esa garantĆa se materializa en la crĆtica.
El poder, tiene que saber que la crĆtica ordenada y razonada que sólo los medios de comunicación y los periodistas pueden ejercer es fundamental, porque sin ella, no tardarĆa en llegar la arbitrariedad, la injusticia y el miedo.
Los abusos de poder no son una caracterĆstica exclusiva de regĆmenes autoritarios; se pueden y se dan tambiĆ©n en las democracias. Es un veneno que se extiende rĆ”pidamente con efectos devastadores. Por ello, el mejor antĆdoto es la separación de poderes y la libertad de expresión ejercida, entre otros medios, por un periodismo libre, profesional y de calidad.
El periodismo independiente es un escudo con el que podemos contar para defendernos. Pero no puede haber periodismo libre, profesional e independiente sin periodistas libres, profesionales e independientes que ejerzan su labor desde distintos y legĆtimos puntos de vista con honestidad y con dignidad.
Por ello, aquà hago público mi agradecimiento mÔs sincero a todos los hombres y mujeres que dan lo mejor de sà mismos en una profesión tan noble y necesaria para una democracia de calidad.
Sólo mediante la libre expresión y circulación de ideas, la búsqueda y difusión de informaciones, la posibilidad de indagar y cuestionar, de exponer y reaccionar, de coincidir y discrepar, es posible mantener una sociedad libre.
Sólo mediante la prÔctica de estos principios serÔ posible garantizar a los ciudadanos su derecho a recibir información imparcial y oportuna.
Sólo mediante la discusión abierta y la información sin barreras serÔ posible buscar respuestas a los grandes problemas colectivos, crear consensos, permitir que el desarrollo beneficie a todos los sectores, ejercer la justicia social y avanzar en el logro de la equidad.
Sin libertad no puede haber verdadero orden, estabilidad y justicia. Y sin libertad de expresión no puede haber libertad. La libertad de expresión y de búsqueda, difusión y recepción de informaciones sólo podrÔ ser ejercida si existe libertad de prensa.
Como dice esta declaración que hoy firmamos: Prensa libre es sinónimo de expresión libre.
Allà donde los medios pueden surgir libremente, decidir su orientación y la manera de servir al público, allà también florecen las posibilidades de buscar información, de difundida sin cortapisas, de cuestionada sin temores y de promover el libre intercambio de ideas y opiniones. Pero, cuando con el pretexto de cualesquiera objetivos se cercena la libertad de prensa, desaparecen las demÔs libertades.
Nuestro continente no es una excepción a este mal. AĆŗn persisten paĆses con gobiernos despóticos que reniegan de todas las libertades, especialmente, las que se relacionan con la expresión. AĆŗn los delincuentes, terroristas y narcotraficantes amenazan, agreden y asesinan a periodistas, en muchos casos con absoluta impunidad. El periodismo en AmĆ©rica Latina es con demasiada frecuencia una profesión heroica que puede llegarle a salirle muy cara a quien la ejerce.
Pero hoy aquĆ, con esta firma, decimos a todos los ciudadanos del mundo que la RepĆŗblica Dominicana elige bando: El de la libertad y la democracia.
DĆ©jenme terminar esta intervención con una reflexión del periodista y novelista francĆ©s, Albert Camus, que dijo: “una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad, la prensa nunca serĆ” otra cosa que mala.”.
Pues bien, seamos libres y ejerzamos esa libertad.
Muchas gracias y que Dios bendiga al pueblo dominicano.
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