SeƱoras y seƱores.
PermĆtanme, antes de iniciar mi intervención que les pida que se pongan en pie para rendir homenaje y recuerdo a las vĆctimas del Covid-19 y a sus familias.
No estÔn solos en este terrible trance y cuentan con la solidaridad y el afecto de todo el pueblo dominicano aquà representado, asà como con el aliento fraterno de las naciones hermanas y amigas cuyos representantes nos honran hoy con su presencia.
Y tributemos también un aplauso que sirva de apoyo para todos los que estÔn hospitalizados, asà como los que se recuperan en sus casas y, en especial, para el personal sanitario que nos cuida y cura en un esfuerzo de solidaridad y profesionalidad sin precedentes en nuestra historia.
Muchas gracias, seƱoras y seƱores.
Pueblo dominicano.
Esta maƱana comparezco ante esta Asamblea Nacional para recibir la Banda presidencial honrado por la confianza ciudadana depositada en las urnas y muy consciente de los desafĆos actuales, pero tambiĆ©n lleno de fe respecto al porvenir.
Como corresponde a nuestra tradición cĆvica y polĆtica, este acto se celebra el 16 de agosto, 157 aƱos despuĆ©s de que, en el Cerro de Capotillo, catorce hombres al mando del coronel Santiago RodrĆguez izaran la bandera nacional bajo el grito de ¡Viva la RepĆŗblica Dominicana!
Con aquella acción valiente se inició un camino, duro y a veces amargo, pero tambiĆ©n guiado por la esperanza que, mĆ”s de ciento cincuenta aƱos despuĆ©s, nos ha traĆdo hasta un nuevo momento solemne de relevo y continuidad en la mĆ”s alta magistratura de la RepĆŗblica Dominicana.
Hoy damos un paso mÔs hacia ese futuro de libertad, prosperidad y justicia con el que soñaron aquellos héroes y cuya memoria honramos haciendo coincidir la fecha de su epopeya con el acto de toma de posesión del Presidente de la República.
Cuando aquellos bravos patriotas protagonizaron El Grito de Capotillo sabĆan que la senda por la que tenĆan que transitar estaba llena de obstĆ”culos. Sin embargo, ni les temblaron las piernas ni flaqueó su Ć”nimo para enfrentar la tarea histórica que tenĆan por delante.
Casi un siglo despuĆ©s y en circunstancias tambiĆ©n sombrĆas para nuestra patria, al pintor Aurelio Crosiet no le falló el talento y, con sus pinceles, dejó en los muros de este venerable salón un mapa simbólico de la que, —anuncio ahora— serĆ” nuestra travesĆa durante los próximos aƱos; un periodo en el que no van a faltar las dificultades ni los retos, pero tampoco la determinación para solucionarlas ni el trabajo para superarlos.
Los murales de Crosiet que ahora podemos contemplar, nos muestran enseƱanzas de libertad, de justicia, del valor de la ley, de la patria y de la fe.
Pero a pesar de la inspiración y el orgullo que nos producen estas pinturas, no voy a engaƱar a nadie con palabras dulces, promesas huecas ni horizontes falsos porque, ni la altĆsima magistratura que hoy asumo ni la decencia me permitirĆan semejante irresponsabilidad, porque vivimos una de las horas mĆ”sdifĆciles de nuestra historia para la que no contamos con precedentes ni disponemos de recetas probadas porque, sencillamente, no existen.
Aun asĆ, en este dĆa solemne, ofrezco trabajo y diĆ”logo ilimitado para, entre todos, salir adelante mĆ”s fuertes, mĆ”s unidos y cargados de esperanza.
Como preÔmbulo quiero advertir que este discurso no serÔ un programa de gobierno, ni un listado de obras a emprender, que ya hemos detallado a lo largo de la campaña, y en la transición. Tampoco un inventario del penoso legado en muchos de los Ômbitos del Estado, del que se ocuparÔn de informar los funcionarios que integrarÔn el equipo de trabajo de este gobierno. Porque este serÔ un gobierno de sistemÔtica comunicación y rendición de cuentas.
SeƱoras y seƱores:
El Covid ha puesto al desnudo la grave situación estructural que atraviesa nuestra patria. Una pandemia global nos ha mostrado como nuestro paĆs tiene debilidades que la hacen muy vulnerable a la situación actual y a sus consecuencias económicas y sociales. Llevamos dĆ©cadas de inacción y mala polĆtica, pero hoy ya no tenemos mĆ”s tiempo que perder.
Sin embargo, lo urgente no debe hacernos olvidar lo importante. La premura con la que hemos de arbitrar medidas no debe ser excusa para no acometer las reformas profundas que precisa nuestro paĆs para contener los estragos que agrava la pandemia en el corto plazo, y tambiĆ©n para superar nuestras carencias estructurales.
Por ello, esta presidencia que hoy comienza, serƔ la de los cambios urgentes. Pero tambiƩn la de los cambiosirreversibles.
COVID Y SALUD
El Covid-19 es un mal global que nos golpea a todos de una manera tan silenciosa como especialmente cruel porque castiga la necesidad que, como seres humanos tenemos de vivir juntos.
Un adversario tan terrible que nos obliga a tomar medidas excepcionales para defender la vida y nuestra forma de vivirla.
El virus estÔ poniendo a prueba toda nuestra estructura social, con consecuencias para nuestra salud y nuestro sistema sanitario, pero también para la actividad económica, educativa, cultural y social. Por eso debemos actuar ahora y con contundencia.
El actual sistema pĆŗblico de salud, pese a sus buenos profesionales, no ha tenido suficientes medios para paliar la pandemia, o para articular polĆticas de prevención ante esta u otras crisis sanitarias.
Quiero anunciarles hoy, que nuestro gobierno pondrÔ en marcha un plan nacional de detección, aislamiento, rastreo y tratamiento de contagiados a una escala sin precedentes en nuestra historia, con el compromiso de garantizar el acceso a la vacuna contra el virus a toda la población dominicana tan pronto como esté disponible.
Aumentaremos el presupuesto de salud hasta llegar a mÔs de 66.000 millones de pesos en los primeros 4 meses de gobierno para atender a esta emergencia pero, a la vez, para transformar para siempre nuestro modelo de atención sanitaria, bajo criterios de desconcentración, descentralización y empoderamiento de las comunidades, asà como el refuerzo de la atención primaria.
Hoy me comprometo a dedicarme en cuerpo y alma a situar nuestro sistema sanitario donde los dominicanos merecen que estƩ: entre los mejores de AmƩrica Latina.
Por ello, sirva este acto de recepción de la Banda Presidencial para adquirir aquà un compromiso solemne: Nadie va a quedar desatendido ni abandonado a su suerte porque de esta crisis vamos a salir, todos y juntos.
Bajo mi presidencia el sistema sanitario no colapsarĆ”. Pero es importante que entendamos que despuĆ©s de casi seis meses de la aparición de la pandemia en el paĆs, recibimos la conducción del gobierno en plena expansión del virus, ya con mil 400 fallecidos y mĆ”s de 85 mil contagiados.
En los próximos meses aumentaremos el número de camas donde sea necesario, duplicaremos nuestra capacidad de camas en las unidades de cuidados intensivos, pondremos en marcha 12 hospitales temporales, y formaremos a mÔs de 1.000 médicos y enfermeras en un gran programa nacional para ser mÔs eficaces en la lucha contra la Pandemia.
Tal empeño serÔ posible porque vamos a reestructurar la arquitectura institucional del Estado para eliminar los organismos e instituciones innecesarias o con duplicidad de funcionesy destinaremos esos fondos a la inclusión de mÔs de dos millones de ciudadanos al seguro familiar de salud de forma que para diciembre de este año, la salud pública dominicana serÔ, UNIVERSAL Y GRATUITA.
ECONOMĆA
Pueblo dominicano:
La pandemia es global. Y la crisis económica que ha traĆdo consigo tambiĆ©n lo es. El daƱo causado ya es el mayor desde la II Guerra Mundial. El Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica proyectan un crecimiento global negativo, por lo que la recuperación no llegarĆ” ni rĆ”pida ni fĆ”cilmente.
La reducción de la economĆa global significarĆ” intercambios comerciales dramĆ”ticamente inferiores entre los paĆses. La revolución tecnológica que permitió que lo global se convirtiera en local provoca tambiĆ©n que la reducción de la demanda mundial tenga consecuencias para el sector externo de nuestra economĆa y repercusiones en la producción, el empleo y el consumo interno.
Las prohibiciones y el temor a viajar reducen el número de turistas en nuestra isla; nuestras exportaciones sufren la depresión de la demanda mundial. Cierran pequeñas y medianas empresas, se pierden empleos y se consumen ahorros sin que nadie sea capaz de predecir el impacto ni el fin de la pesadilla.
Esta crisis amenaza con tensionar al mĆ”ximo las polĆticas fiscales y nos obliga a un manejo adecuado del gasto pĆŗblico para paliar los daƱos que ya sufren los sectores generadores de divisas. Y todo esto se desencadena en un contexto en el que los niveles de deuda pĆŗblica —incluso antes de la pandemia— habĆan llegado ya a los lĆmites de la imprudencia. La deuda consolidada de todo el Estado fue duplicada en la Ćŗltima dĆ©cada, y solo esta semana el dĆ©ficit ha crecido en 25.600 millones de pesos.
En el pasado no hubo un aumento del bienestar de los ciudadanos, pero si un aumento de la deuda y de nuestro dƩficit. Este es el escenario al que nos enfrentamos. Este es el balance que nos hemos encontrado. Un balance que estamos firmemente comprometidos a revertir.
Mejorando la calidad del gasto y eliminando dispendios y corrupción que durante años solo han aumentado el déficit y consecuentemente la deuda publica sin mejorar la calidad de vida de los dominicanos. Que no pierdan su tiempo los auspiciadores de la malversación. Nada ni nadie nos harÔ variar este compromiso.
JamÔs, gobierno alguno, enfrentó semejante combinación de retos y amenazas.
La crisis y sus efectos nos traen muchos meses de sacrificio y disciplina, pero siempre conservando la esperanza en un porvenir mejor. Por ello, la prioridad es la de crear las condiciones para recuperar la producción y el empleo utilizando todos los mecanismos que estén a nuestro alcance para lograr dicho objetivo, por eso les anuncio que:
1. Continuaremos los programas de ayuda FASE, QuĆ©date en Casa y Pa’Ti para lo que queda de este aƱo 2020
2. Extenderemos las facilidades tributarias en especial para las pequeƱas y medianas empresas e implementaremos un Programa de GarantĆas y Financiamiento dirigido a los sectores afectados por la pandemia por mĆ”s de 100.000 millones de pesos.
3. Iniciaremos un plan de reparación y construcción que impactarĆ” a mĆ”s de 30.000 viviendas para reactivar las economĆas locales en todo el paĆs.
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