ANDRES L MATEO VERSUS VILLA ALTAGRACIA.



Por Ramón Read Fernández.

Como una demostración de necedad es la interpretación que le damos al artículo publicado ayer por el por el reconocido filólogo e intelectual Andrés Luciano Mateo sobre el otorgamiento del premio Soberano al artista villaltagraciano Sergio Vargas y en el cual  dejó destilar todo sus odios y resentimientos acumulados no contra nuestro artista, sino en contra  una sociedad que le ha negado un reconocimiento basado no en premiaciones dentro de su ámbito como escritor, pero si  en cuanto a aceptación como ser humano a nivel de todos los estratos sociales de la población dominicana  como lo ha logrado Sergio Vargas.

Y esto tiene su explicación. Muchos intelectuales entre los que esta Andrés L. Mateo se han considerado los mejores exponentes de la sociedad, pero ocurre que la sociedad no los ha tratado como ellos creen que deberían de ser tratados y por mas lauros obtenidos en su mundo literario y académico, nunca han llegado a tener popularidad ni el aprecio del común de la población de quienes se creen los más capaces exponentes y su reducida fama no trasciende más allá del autobombo que suelen prodigarse entre ellos mismos.

Aunque en renglones diferentes, tanto Andrés L. Mateo como Sergio Vargas se han desarrollado dentro del mundo de las artes. Uno como escritor, otro como músico y  merenguero, pero ambos artista al fin.

¿Qué fue lo que valoró ACROARTE al darle el Premio Soberano al Negrito de Villa?. ¿Su accionar político o su accionar como artista?

¿Cómo Andrés L. Mateo dentro de su mezquindad personal  pretende reducir el logro de Sergio Vargas en su trayectoria artística de más de treinta años por los pronunciamientos que como político esta haya emitido?

Ahora bien. ¿Es Andrés L. Mateo el más indicado para cuestionar a Sergio Vargas como político? Creemos que no, ya que este mismo señor fue viceministro de un gobierno marcado por la corrupción y nunca cuestionó  el accionar de ese gobierno ni mucho menos renunció al cargo.

Incluso en su paso por el Viceministerio de Cultura   estuvo matizado por sus frustraciones ya que siempre pretendió ocupar el cargo de Ministro que ostentaba en ese entonces el poeta Tony Raful.

Una de las grandes frustraciones que arrastra Andrés L. Mateo es que ni Leonel Fernández con quien compartía antes de este ser presidente  dentro de su ámbito intelectual y académico y de Hipólito Mejía de cuyo gobierno fue un empleado lo complacieron con el sueño anhelado de su vida que es ser  representante dominicano ante la Unesco con sede en París.

Yo no voy a pedir por este medio como lo han hecho otros de que el ayuntamiento  lo declare persona no grata en este municipio porque esto sería inscribir su nombre en la historia de Villa Altagracia. Lo único que le pido es que por este pequeño pueblo no se acerque nunca ya que lo ofendió y quiso mancillar el nombre de su principal icono como el que se defeca y no lo siente.

Aquí somos pocos pero nos conocemos mucho y el aprecio que Villa Altagracia le tiene a Sergio Vargas, es digno de estudio sociológico  porque en él todos los estratos sociales se ven representados.



Este fenómeno sicológico del amargamiento que  afecta a Andrés L. Mateo,  y que lo convierte en un ser insidioso tiende a afectar a muchos intelectuales que creen que otros a los que considera inferiores les roba lo que  ellos se creen merecer que son popularidad,   reconocimiento de todo un pueblo y porque no, bienestar económico.    

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