De Manolo a la Guerra de Abril: 51 años después

Hoy conmemoramos con orgullo, el 50 aniversario de la Revolución de Abril de 1965 (llevada a cabo para respaldar la Constitución de 1963 y restituir a Juan Bosch en el Poder). La gesta de abril del 65 es, sin dudas, unos de los acontecimientos más trasendentales de la vida nacional en el Siglo XX. Honor a los heroes!!



El levantamiento armado encabezado por el doctor Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo), que se conoce en la historia con el nombre de la Insurrección Constitucional de 1963, arriba este 28 de noviembre a su 51 aniversario.
Esa heroica acción revolucionaria, aunque fracasó militarmente, tuvo tanta repercusión en el plano nacional e internacional que creó las condiciones para la Guerra de Abril de 1965 -considerada, en términos políticos y militares- uno de los acontecimientos más trascendentales de la vida del país en el siglo pasado.
El levantamiento de 1963 –una respuesta armada al golpe de Estado perpetrado la madrugada del 25 de septiembre de ese año contra el gobierno encabezado por el profesor Juan Bosch, conllevó a la desaparición física de 21 de sus dirigentes, entre ellos Manolo, considerado por sus seguidores como uno de los líderes más puros y de mayor trascendencia de su época en la República Dominicana.
Además de Tavárez Justo la Insurrección fue dirigida por los doctores Hipólito Rodríguez Sánchez (Polo) y Juan Miguel Román; Rafael Lilo Cos, Ángel Luis Panela, Luis Genao Espaillat, quien traicionó el movimiento; Rafael Cruz Peralta, Homero Hernández, Pipe Faxa, Tony Barreiro, Alfredo Peralta Michel, y una persona conocida por el mote de “La Yerba,” entre otros.
Durante la histórica revuelta de 1963 se abrieron seis frentes guerrilleros: uno que operó en las Manaclas, por la Sierra de San José de las Matas y llegó hasta Sabaneta, bajo la dirección del propio Tavárez Justo; el Frente Juan de Dios Ventura Simó, que se internó por la Sierra Central y abarcó Bonao y San José de Ocoa, cuyo control estaba en manos del doctor Hipólito Rodríguez; y el Gregorio Luperón, en Luperón, Puerto Plata, orientado por el doctor Juan Miguel Román.

Los tres frentes restantes eran el que se encontraba enclavado en el sur, especialmente en Bahoruco, bajo la dirección de Rafael Lilo Cos y Ángel Luis Panela; el Mauricio Báez que, guiado en sus inicios por Luis Genao Espaillat, se movía entre Miches y El Seibo; y el Hermanas Mirabal, que dirigido por Rafael Cruz Peralta y Homero Hernández, se internó en San Francisco de Macorís.
Todos los frentes contaban con una magnifica resistencia interna, encabezadas por reconocidos luchadores, entre ellos el doctor Juan B. Mejía, Roberto Duvergé Mejía, Mario Fernández Muñoz y Benjamín Ramos.
El licenciado Rafael Pérez Modesto, ex presidente de la Fundación Manolo Tavárez Justo, y quien a temprana edad estaba activamente involucrado en la lucha armada por la vuelta a la Constitución de 1963, sostiene que los seis frentes –en una proclama publica- crearon una gran conmoción e impacto a nivel nacional; originando muchas reacciones importantes, y generaron grandes expectativas, hasta el punto de que varios aviadores desertaron de la Fuerza Aérea Dominicana y se fueron a Puerto Rico.
Sin embargo, los frentes revolucionarios fueron diezmados en pocos días y la acción, en términos militares resultó un fracaso.
Explica Pérez Modesto –quien fuera sin dudas un testigo de los hechos- que parte de las causas del fracaso de la insurrección pueden encontrarse en la infiltración que tenía el Movimiento 14 de Junio, en que muchas de las armas usadas eran inservibles, en que los planes eran conocidos a plenitud por las Fuerzas Armadas y el gobierno de los Estados Unidos; y en que la mayoría de los componentes del levantamiento armado –aunque estaban imbuidos de un gran sentimiento patriótico- carecían de la preparación y la experiencia necesarias.

“Yo, que apenas tenía 18 años de edad para la ocasión –cuenta Pérez Modesto- puedo decir que todos esos razonamientos en si son ciertos, de una u otra forma.” “No obstante –agrega- ni uno de ellos ni todos juntos fueron las causas definitivas de ese fracaso”.
Para el miembro del Comité Central del Partido de la Liberación Dominicana, la respuesta del 14 de Junio quizás no iba a tono con la realidad subjetiva que vivía el pueblo dominicano, el cual –reflexiona- “no estaba preparado para ese tipo de acontecimiento, y un movimiento de ese género no puede triunfar si no tiene todo el apoyo popular”.
Argumenta que la población del campo y la ciudad rechazaba de plano el golpe de Estado propinado contra Bosch, que había sido electo Presidente con el 62.2% de los votos el 20 de diciembre de 1962, “pero no expresaba su rechazo ni nos brindaba su apoyo, porque se sentía atemorizado ante la realidad de que estábamos a penas a tres años de la desaparición de una de las más sangrientas y oprobiosas dictaduras que haya conocido América Latina en toda su historia: la de Rafael Leónidas Trujillo Molina.
Al referirse a las cualidades de Manolo, Pérez Modesto afirma que “el movimiento revolucionario de la República Dominicana no ha podido producir un hombre de la dimensión política, ideológica, moral y cultural del líder del Movimiento Revolucionario del 14 de Junio”.
La desaparición física de Tavárez Justo ha incidido negativamente en la vida de la nación dominicana,” sostiene el alto dirigente del PLD, al tiempo que agrega: “Este líder revolucionario constituye una expresión pura, sana, avanzada, bella y pulcra en términos de ideales en la sociedad”.
De igual manera, lo define como un hombre que estuvo por encima de su tiempo, y lamenta que una parte significativa del país desconozca lo que fue Manolo, y cómo se sacrificó desde que encabezó lo que fue el movimiento de resistencia clandestina más fuerte contra la sangrienta dictadura trujillista”.
Manolo sufrió una tortura tan bárbara, inhumana y despiadada –explica Pérez Modesto- que el régimen de Trujillo le asesinó a su esposa: Minerva Mirabal de Tavárez, junto a sus cuñadas Patria y María Teresa.
Aunque en el plano militar –insistimos- el levantamiento armado del 28 de noviembre constituyó un fracaso, como acota el ex presidente de la Fundación Manolo Tavárez Justo, es evidente que su accionar repercutió tanto en la vida nacional e internacional que creó las condiciones para lo que dos años más tarde sería uno de los acontecimientos más trascendentales de la nación en términos militares y políticos: la Guerra de Abril de 1965.
A 51 años de la Insurrección Constitucional de 1963, honremos, pues, debidamente y en su justa dimensión a los héroes y mártires que participaron en esa singular epopeya. ¡Gloria eterna a Manolo Tavárez Justo, paladín del levantamiento armado del 28 de noviembre y loor a todos los participantes!

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