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"En siendo cosa que se venda, yo me meto en toa", dice y convence Cándida Liberato, de El Ejido en Santiago. Tiene una fritura. Antes era una "cosita", ahora va “cogiendo forma” después de dos préstamos de Banca Solidaria.
Diez mil pesos la primera vez y quince mil la segunda recibió en crédito solidario, con lo que mandó a hacer unas puertecitas para darle otro aspecto al negocio; compró un freezer para llenarlo de jugos (“que se venden mucho”) y se abasteció de vÃveres y “equipajes”, es decir, paticas, cocotes, asaduras y mollejas.
Disciplinada en sus gastos, hábil en el cálculo de sus costos, aparta cada dÃa 200 pesos en una latica para cumplirle a Banca Solidaria. “Yo soy buena paga”.
Mujeres como Cándida, su historia que hoy compartimos, revelan la combatividad de las dominicanas, su afán emprendedor y su gusto por trabajar.
De ganarse el pan con el sudor de su frente y, en su caso particular, del sudor de toda su humanidad, porque bregar con candela el dÃa entero prende a cualquiera de la cabeza a los pies.
Danilo Medina prometió en campaña y en gobierno ha cumplido con las mujeres dominicanas trabajadoras.
Les dijo que no las abandonarÃa y a su lado ha estado democratizando el crédito para sus pequeñitos y medianos negocios, implantando la tanda extendida, alfabetizando a centenares de miles, entregando estancias infantiles, protegiéndolas con seguro médico de SENASA, eliminando el copago en los hospitales, reduciendo el gasto de bolsillo en medicinas, creando empleos, dándole oportunidades en los sorteos de obras y compras públicas.
Con Banca Solidaria ha prestado cerca de 6,500 millones de pesos en 145,000 préstamos, en su casi totalidad a mujeres.
Historias de mujeres. Historias de verdad. |
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