
Hoy la Dirección General de Comunicación continúo la serie
de videos llamada: “Me gusta trabajar”, sobre los cientos de miles de
empleos creados o protegidos, formales o informales, entre mujeres y hombres,
en nuestro país, durante los dos primeros años de gobierno de Danilo Medina.
Cifras que hablan con elocuencia de la aplicación de las
políticas públicas dirigidas a crear empleos y de la necesidad que había en la
sociedad dominicana de tales políticas democratizadoras.
Conseguí mi casa
No se la regalaron. Consiguió su casa trabajando. Con (mucho)
sudor de su frente. Víctor es uno de los empleados del molino de la Cooperativa
de Procesadores de Harina (Coopharina) en Manoguayabo, Santo Domingo.
El aumento y democratización del gasto público en
Educación ha significado una enorme oportunidad de crecimiento y prosperidad
para las mipymes. Ver video aquí (http://bit.ly/1virj4C)
Un millón cuatrocientos mil
estudiantes desayunan en las escuelas públicas y seiscientos mil almuerzan
ahora
Un millón cuatrocientos mil estudiantes desayunan en las escuelas
públicas y seiscientos mil almuerzan ahora. Antes de que termine el año escolar
cerca de novecientos mil niños, niñas y adolescentes tendrán su comida segura
al mediodía.
Construcción de escuelas sin compinche ni preferencia
politica
No hay compinche ni preferencias políticas en sorteo
Uniformes, zapatos, mochilas se entregan gratis. La construcción de miles de
aulas y escuelas se hace por sorteo sin compinches ni preferencias políticas.
Con absoluta transparencia y veeduría social.
Las ventas de Coopharina andan este año por los 1,197
millones de pesos. Cuatro puntos de distribución, Capital, Santiago, San
Francisco de Macorís y Manoguayabo. Suplen a las panaderías.
Este fantástico crecimiento de su actividad productiva
desde que se dispararon sus ventas (tienen que producir más porque están
vendiendo más) ha obligado a la Coopharina a contratar más empleados.
Se benefician de la situación virtuosa que resulta
cuando se democratiza la economía: A mayor demanda, más producción, más empleos,
más ganancias, más reinversión en mejores máquinas y mejores condiciones
laborales para los empleados.
Junior quería tanto trabajar sin tener dónde, que todas
las mañanas, durante dos meses, estuvo haciendo yuca a la entrada del molino de
Coopharina hasta que Andrés, el administrador, (cansado o no de verlo) lo
recompensó con un puesto de trabajo.
Juan, Bienvenido, Norjenys, Julio y César trabajan también
en el molino. Mantienen a sus familias. Ayudan a sus padres y hermanos. Les
gusta trabajar.
Víctor tiene aproximadamente dos años trabajando en la
cooperativa y ya tiene casa propia. Consiguió su casa.
Preguntamos a Juan y nos dice, con enorme orgullo, que
todo lo que tiene se lo debe al trabajo. A sutrabajo.
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