Domingo Uribe.
El mundo se queda anonadado ante el esparcimiento de las telecomunicaciones a niveles sin precedentes en tan solo dos décadas, que han permitido como no se pudo imaginar, el envÃo y recibo de de información desde cualquier lugar del mundo en solo segundo y con un nivel de precisión jamás imaginado.
La llegada de los teléfonos celulares y el internet han posibilitado que la comunicación fluya a todos los niveles y eso como es de esperarse, también marca un comportamiento de la sociedad respecto a los que acontece, sea de orden personal, social o de cualquier otra Ãndole en la que el ser humano se desenvuelva.
Pero, cuáles son los alcances o mas bien los volúmenes de posibilidades que esa indumentaria pueden sumar o agregar en beneficio de los seres humanos que las usan de manera constante y permanente en cada instante de su vida, sin detenerse a pensar por qué lo hacen y cuáles son sus beneficios.
Se podrÃa decir,que los sicólogos tienen un buen terreno para hurgar en las interioridades del ser humano y su comportamiento ante la presencia de una tecnologÃa que parece sumar tanto pero que en la realidad y luego de su uso continuo y sistemático muestran que para la gran mayorÃa solo es más de lo mismo.
Cuántos analfabetos de conocimientos y personas sin la mas mÃnimas posibilidades de elaborar pensamientos lógicos, se pasan horas y horas rebuscando en un celular o en una pantalla de computadora elementos que en definitiva dejarán sus vidas en el mismo lugar en que empezaron.
Pero el dilema es ,quien o quienes tienen el deber de crear las pautas y establecer las reglas para que este elemento de desarrollo no continúe, tal caballo de Troya sementando una sociedad de zombis porque nadie presta atención a nadie y por demás se les agregas a los que sà tienen la responsabilidad de producir, un nuevo elemento de preocupación a su trajinar diario para que la fabrica o el negocio siga hacia adelante.
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