Por:Cristian Ceballos
A raÃz de la
división del viejo PRD, con las secuelas
que eso significó, luego de
incertidumbres y atropello a los métodos
democráticos internos en ese partido, se abre la posibilidad cierta y real, a la oposición polÃtica dominicana, que puedan acceder al poder.
En los momentos
más asiagos de la historia polÃtica nuestra, siempre surge una opción, que encarna los deseos más profundos de
cambios en nuestro paÃs. En 1978 fue
Antonio Guzmán, un hombre vinculado al sector agro empresarial de Santiago, con
sólido prestigio familiar y reconocida incidencia en la oligarquÃa del Cibao,
en 1982, lo es el Dr. Salvador Jorge Blanco, abogado reconocido y respetado en
los estrados dominicanos, en 1982, el
Lic. Jacobo Majluta, quien por conflictos internos que caracterizaron al PRD, le fue imposible acceder al poder.
En el año 2000,
Hipólito MejÃa, quien con su estilo llano, cautivó la atención de gran parte
del electorado dominicano, hilvanando de manera magistral una coherencia
interna en torno al PRD, poco vista tradicionalmente en ese litoral polÃtico, colocando cada ficha en su justo lugar, visión y estrategia
que coronó su triunfo electoral, que quiso ser cuestionado por escaramuzas y
nostalgias de los Dinosaurios del
Partido de la Liberación Dominicana.
Ahora es, Luis Rodolfo Abinader Corona. Joven, empresario, de apacible rostro,
reconocido por su ascendencia familiar, ligado estrechamente al mundo académico
e intelectual, a través de la universidad Organización y Método (O&M), también
exitoso en el mercado empresarial turÃstico- hotelero dominicano.
Los avezados
analistas y estudiosos de la sociologÃa polÃtica del paÃs, lo identifican como
la figura dotado de mejor perfil para representar al Partido Revolucionario
Moderno, en las próximas elecciones del
año 2016, y a partir de ahÃ, constituir el mayor bloque polÃtico opositor, jamás visto en la historia republicana, solo
comparable con el que lideró el Dr. José
Francisco Peña Gómez en el año 1994 y 1996,
que desaloje del poder a la Corporación PLD.
Los partidos de
izquierda, conjuntamente con un sector significativo y mayoritario de movimientos populares que han gravitado en
las luchas por los mejores intereses del paÃs, han parido la Convergencia,
sobre la cual hay grandes expectativas y cuyo nacimiento está cimentado en la
urgencia de profundos cambios en nuestra patria chica, ante los nudos
constitucionales dejados por el Dr. Leonel Fernández, a raÃz de la modificación
constitucional impuesta en el año 2010, que dejó como herencia un secuestro de
los poderes e instituciones públicas, de manera especial, el poder judicial.
Leonel Fernández
evitó la escogencia de un organismo contralor,
que fiscalice de manera transparente las cuentas nacionales, luego de su salida del poder. El blindaje en
el sistema judicial es claro y evidente, su temor a ser enjuiciado, junto a
parte de su equipo, lo llevó a romper
todos los parámetros de escogencia institucional de una Suprema Corte de
Justicia, que sea garante de los
derechos de los justiciables, sin distinción partidaria, elección que contrasta
con la forma y manera en la escogencia
de la Suprema Corte encabezada
por Jorge Subero Isa.
Es en ese orden,
y ante el descalabro de la seguridad ciudadana, el galopante aumento de la
canasta familiar, el creciente Ãndice de marginalidad y pobreza, la corrupción
enorme que amenaza con cubrir todos los estamentos de las
instituciones públicas, que Luis
Abinader, ha interpretado los anhelos
más profundos de nuestro pueblo, con pleno conocimiento de las medidas que hay
acometer, para enfrentar los males ancestrales que nos agobian, produciéndose
una sinergia de su discurso y grandes franjas sociales, intelectuales, que gravitan en los procesos electorales
dominicanos.
Apostamos a una
alianza de amplio espectro, que estremezca las simientes polÃtica dominicana,
que la prudencia, la moderación, la visión, el tacto, primen en la alta
dirigencia de PRM, entendiendo que en
esta coyuntura especial de la polÃtica vernácula es, Luis Abinader, y Solo Luis Abinader, la figura que puede
llevarlos al poder.
El autor es
abogado y periodista
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