El periodista y Premio Novel de literatura Gabriel García Marquez partió a la otra vida

Un retrato del autor y periodista colombiano Gabriel García Márquez en mayo de 1972. Getty Images
El Premio Nobel Gabriel García Márquez popularizó el realismo mágico en la literatura latinoamericana escribiendo novelas fantásticas inspiradas en los cuentos populares y las historias de fantasmas que escuchó de niño en la empobrecida y soleada costa Caribe colombiana.
García Márquez, quien murió este jueves en su casa de Ciudad de México a los 87 años después de ser hospitalizado por infecciones, era mejor conocido por su obra maestra "Cien años de soledad ", publicada en 1967, que registra las tribulaciones del abundante y obsesivo clan familiar Buendía.
Traducido a decenas de idiomas y con 30 millones de copias vendidas en todo el mundo, el libro es considerado el principal ejemplo del realismo mágico literario, que ha generado innumerables imitaciones e inspirando a una generación de escritores de América Latina y más allá.
Aunque García Márquez no inventó la técnica, se convirtió en el principal exponente de esa literatura, que combina viñetas de ensueño y fantasía con un agudo realismo, todo ello solemnemente entregado a través de un excéntrico reparto de caprichosos personajes. Los lectores de sus libros han deleitado en las historias pobladas con dictadores de pacotilla, vacas que nadan, personajes obsesionados consigo mismos que no envejecen y pretendientes con el corazón roto.
En una carrera que abarcó más de 60 años, García Márquez escribió algunos de los libros más venerados de la lengua española. Entre ellos están "El otoño del patriarca", sobre un tirano del Caribe; "Crónica de una muerte anunciada", que narra minuciosamente un asesinato en un pueblo pequeño; "El amor en los tiempos del cólera", sobre dos amantes que esperan medio siglo para reunirse, y "El general en su laberinto", detallando los días finales y día carentes de gloria del héroe de la independencia Simón Bolívar.
El ex presidente cubano Fidel Castro junto con García Márquez, a la izquierda, y el director de cine Fernando Birri durante la inauguración de la Escuela Internacional de Cine en San Antonio de los Baños, en Cuba. AFP/Getty Images
García Márquez también fue un periodista consumado cuyas historias, lírica y profundamente reporteadas, capturaron la atención de los lectores en Bogotá, a comienzos de la década de los 50. Más tarde se hizo famoso no sólo por sus perfiles de presidentes y déspotas sino por los estrechos lazos que cultivó en la vida real con líderes que van de Fidel Castro en Cuba a Bill Clinton al presidente francés Francois Mitterrand.
García Márquez sentía una cierta emoción al codearse con los poderosos. "Todavía no me acostumbro a la idea de que mis amigos se convierten en presidentes, ni he superado aún mi susceptibilidad a ser impresionado por los palacios de gobierno", escribió una vez en un artículo, como recoge "Gabriel García Márquez: Una vida", la biografía que Gerald Martin publicó en 2009.
Orgullosamente izquierdista y antiimperialista, usó su fama para tratar de ejercer presión a favor de la unidad latinoamericana y el fin de la injerencia estadounidense en la región.
La amistad de García Márquez con Fidel Castro, sin embargo, le causó problemas. Otros escritores latinoamericanos, entre ellos el exiliado cubano Guillermo Cabrera Infante, lo criticaron por sus cercanos lazos con el dictador.
El escritor peruano Mario Vargas Llosa llegó a llamarlo "cortesano de Castro".
García Márquez dijo que era capaz de usar su línea directa con Castro para lograr la liberación de disidentes encarcelados.
"Yo sé hasta dónde puedo ir con Fidel", dijo el autor a The New Yorker. "A veces él dice que no. A veces, viene después y me dice que yo tenía razón".
Castro y García Márquez conversan durante una cena en el festival anual del puro en La Habana. ap
Nacido en el tranquilo pueblo de Aracataca el 6 de marzo de 1927, García Márquez tuvo comienzos humildes, y fue criado durante gran parte de sus primeros años por su abuelo, el coronel Nicolás Márquez, su abuela y dos tías.
Las supersticiones y las historias del "otro mundo" que escuchó en la pequeña casa de tablones de madera de la familia — especialmente aquellas contadas por el coronel— dispararían su imaginación. Veterano de la Guerra de los Mil Días —un conflicto civil que se desató en 1899—, el coronel le contó a su precoz nieto la historia desgarradora de la región, como el asesinato en masa de trabajadores bananeros de la United Fruit Co.
"El gran viejo no me habló de Caperucita Roja", dijo García Márquez años después. "Él me contó historias terribles sobre la guerra, sobre la masacre de los trabajadores bananeros que tuvieron lugar el año en que nací".
Las historias de masacres, de peleas y duelos, y la soledad de Aracataca, encontraron un lugar en los libros de García Márquez. El propio coronel es una figura reconocible en la ficción del autor, especialmente como el coronel Aureliano Buendía en "Cien años de soledad".
Al escribir sobre la muerte de su abuelo en "Vivir para contarla", su autobiografía de 2002, García Márquez dijo que "una parte de mí murió con él".
El autor con su esposa Mercedes Barcha rodeado por admiradores que le piden dedicatorias de sus libros. AFP/Getty Images
"Pero también creo", escribió García Márquez, "sin la menor duda, que en aquel momento yo ya era un escritor principiante que sólo tenía que aprender a escribir".
Cuando García Márquez aprendió a escribir, Aracataca, con su calor infernal y sus almendros, se transformó en el pueblo mágico de Macondo en "Cien años de soledad".
Su escritura avasallante y atemporal le ayudaron a García Márquez a ganar el Premio Nobel de Literatura en 1982. Aunque García Márquez ha dicho que "El otoño del patriarca" fue su mejor libro y los lectores han gravitado hacia "El amor en los tiempos del cólera", fue "Cien años de soledad" la que cimentó su fama.
Algunos críticos de América Latina dijeron que ese era libro más importante en lengua española desde Don Quijote, y el autor y crítico norteamericano William Kennedy llamó a esta novela "la primera pieza de literatura desde el libro del Génesis que debe ser lectura obligatoria para todo el la raza humana".
García Márquez fue autocrítico sobre el libro en algunas entrevistas, diciendo que no entendía por qué era tan apreciado. Pero en realidad, el hilo narrativo de la novela se gestó en su cabeza por años, como sucedió con muchos otros de sus libros.
"Sé cuál será la última frase del libro antes de sentarme a escribir", explicó el autor. "Cuando me siento tengo el libro en mi cabeza, como si lo había leído, porque he estado pensando en él durante años".
— Sara Schaefer Muñoz contribuyó a este artículo.
García Márquez sostiene una copia de una edición especial de su novela más conocida Cien años de soledad. AP

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