
Dijo que el pasado proceso electoral dejó como enseñanza que ese modelo de elección de los diputados debÃa ser eliminado por la profunda división que estaba provocando en el sistema de partidos polÃticos.
Manifestó que el modelo del voto preferencial utilizado en el pais convertÃa a las organizaciones polÃticas en un campo de batalla, donde los miembros de un mismo partido se enfrentaban de manera despiadada para conquistar el mismo espacio electoral.
“ La dirección media y de base de los partidos polÃticos, que constituyen la sustentación por excelencia de sus relaciones con la sociedad, se encontraban totalmente divididas porque la implementación del voto preferencial habia deteriorado el compañerismo y las relaciones personales que antes prevalecÃa entre los miembros de un mismo partido.
Recordó que la modalidad del voto preferencial para escoger a los Diputados enfrentaba a los dirigentes de una misma entidad polÃtica en las convenciones de sus respectivos partidos, donde legitimaban sus candidaturas y en las elecciones congresuales y municipales donde terminaban de profundizar sus diferencias personales y polÃticas.“ Lo correcto es volver a las listas bloqueadas, diseñadas por el voto popular en una convención abierta, democrática y competitiva para la asignación de los números ganables en una provincia o circunscripción electoral.
Explicó que el voto preferencial fue un recurso para terminar con el autoritarismo de las cúpulas partidarias que asignaban candidaturas sin tener en cuenta los meritos de sus dirigentes, pero que lamentablemente resultó peor el remedio que la enfermedad, porque el dinero y el clientelismo sustituyeron los méritos y la hoja de servicio de los dirigentes.
Indicó que un testimonio vivo de la forma que el voto preferencial estaba deteriorando la convivencia civilizada entre los miembros de un mismo partido lo encontramos en el hecho de que la mayorÃa de los expedientes que conoció la Cámara Contenciosa de la Junta Central Electoral, en el pasado proceso electoral, estaban relacionados con diputaciones reclamadas por peledeistas o perredeÃstas que se consideraron afectados por los delegados de sus propios partidos.
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