Reclama RD tenga su propia unidad de “marcadores moleculares” como salvaguarda de sus intereses nacionales


La directora ejecutiva del Instituto en Biotecnología e Industria (IIBI), doctora Bernarda Castillo, abogó hoy porque los marcadores moleculares se declaren “prioridad nacional estratégica”, así como que la República Dominicana desarrolle su propia unidad de esta herramienta como salvaguarda de sus intereses nacionales.
Castillo hizo el señalamiento durante la conferencia “La Biotecnología y su aplicación en la agricultura moderna” que dictó en la Academia de Ciencias de la República Dominicana, con la asistencia de científicos e investigadores del sector agropecuario nacional.
“La República Dominicana debe desarrollar sus capacidades científico-técnicas y contar con su propia unidad de marcadores moleculares, como salvaguarda de sus intereses nacionales estratégicos, en materia productiva, comercial y de bioseguridad”, enfatizó la científico.
La científico resaltó los avances de la biotecnología a nivel mundial y señaló que, inclusive, “se trabaja hoy día en líneas de singular importancia tales como la inmunización humana mediante el consumo de frutas (plantas que expresan vacunas) y la fitorremediación (plantas que producen proteínas que detoxifican el suelo contaminado).
Significó, asimismo, que para los países en vías de desarrollo como es el caso de la República Dominicana, “la biotecnología vegetal abre nuevas posibilidades para utilizar suelos improductivos, para aumentar la productividad, para combatir las plagas vegetales, para reducir el uso de plaguicidas y fertilizantes, para combatir el hambre”.
En ese sentido, la doctora Castillo manifestó que el IIBI brinda el servicio de análisis de material vegetal diverso, con fines de clasificación genotípica y de detección de características genéticas especiales, para identificación y para registro.
Reveló que un Proyecto de cooperación técnica (TCP) de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en plena ejecución, “permitirá que la República Dominicana cuente con el primer laboratorio de detección de OGM’s en la región”.
Destacó que el IIBI realiza diferentes proyectos biotecnológicos, con los cuales –significó- “pone a disposición de la sociedad dominicana las ventajas de la ciencia moderna al servicio de la producción agrícola, atendiendo problemas importantes que afectan su productividad, la conservación de su diversidad genética y que refuerzan la propagación de mejores variedades vegetales dentro de nuestra agricultura”.
Amenaza a la seguridad alimentaria
Por otra parte, la directora del IIIBI advirtió que “la más contundente amenaza a la seguridad alimentaria, es el caso en que los recursos productivos sigan siendo desviados desde el cultivo alimenticio hacia el cultivo energético, lo que aumentaría a su vez el precio de los productos básicos y granos”.
Opinó acerca de que la señalada situación, a su vez, “ha disparado los precios de todos los alimentos. “Sumado esto a las alzas de los combustibles (que a su vez, arrastra alzas en todo lo demás, inclusive en la producción agrícola misma), el mundo ha sido llevado a una situación muy peligrosa”, apuntó.
Alertó que el trigo, por ejemplo, aumentó su precio un 160% en un año, el maíz un 50% y el arroz un 38% durante los primeros meses de 2008 y sus precios no han vuelto a bajar nunca más.
Dijo que “esto ha provocado disturbios y enfrentamientos por hambrunas en los últimos años, en lugares diversos como México, Haití, Senegal, Burkina Faso, Marruecos, Camerún, Tailandia, Filipinas, Indonesia, entre otros países.
Expresó que la insuficiente productividad agrícola, unida al aumento de la demanda alimentaria (principalmente de países en vías de desarrollo como China e India), suponen un enorme reto para la industria de la agroalimentación en todo el planeta.
“De hecho, los expertos calculan que para el año 2050 habrá que doblar la producción de alimentos para poder satisfacer las necesidades de la población mundial”, expresó la doctora Castillo, y agregó: “Por lo tanto, la gran pregunta es: ¿Vamos a ser capaces de satisfacer esta demanda y además de una forma sostenible, tanto económica como medioambientalmente?”.
“La agricultura tradicional atraviesa serios problemas”, insistió la directora del IIBI.

Biotecnología y seguridad alimentaria
La doctora Castillo consideró que el sector agroalimentario es estratégico desde el punto de vista social y económico y se enfrenta a problemas que amenazan gravemente su sostenibilidad.
“La crisis global de la agricultura y la alimentación, que comenzó en 2007 y alcanzó su máxima expresión en verano de 2008, con una importante subida de los precios de los alimentos básicos, está lejos de ser coyuntural, agregó.
Deploró que el agua para usos agrícolas es cada vez más escasa y costosa, que el problema de la fertilidad del suelo es cada vez más grave, la expansión de la frontera agrícola pone en serio riesgo la conservación de áreas boscosas en donde se resguarda nuestra diversidad biológica y a la vez causa un grave daño al entorno natural y que el cambio climático global está teniendo efectos serios sobre la agricultura.
“Los efectos del cambio climático son reales y tienen un impacto directo sobre la producción alimentaria, la pobreza rural y el hambre”, subrayó la doctora Castillo.
Dijo que muchos especialistas piensan que solo con las técnicas de la biotecnología vegetal moderna, es posible producir más rápidamente que antes, nuevas variedades de plantas con características mejoradas, produciendo en mayores cantidades, con tolerancia a condiciones adversas del clima o del suelo, resistencia a herbicidas específicos, control de plagas, cultivo durante todo el año…
Entiende que problemas de enfermedades y control de malezas ahora pueden ser tratados genéticamente en vez de usar productos químicos dañinos al ambiente y a la salud humana
“La biotecnología es una herramienta imprescindible para atajar el hambre en el mundo moderno, pero por sí sola no resolverá el problema y su impacto es limitado”, recalcó.
En su disertación la doctora Castillo definió la biotecnología, en términos generales, como “el uso de organismos vivos o de compuestos obtenidos de organismos vivos para obtener productos de valor para el hombre.
“La biotecnología ha sido utilizada por el hombre desde los comienzos de la historia en actividades tales como la preparación del pan y de bebidas alcohólicas o el mejoramiento de cultivos y de animales domésticos”, precisó.
Tras citar una serie de técnicas principales de la Biotecnología vegetal, como el cultivo de tejidos, la embriogénesis somática, biología molecular e ingeniería genética que ha dado algunos resultados, como es la obtención en Estados Unidos de variedades de maíz con resistencia a herbicidas y al insecto lepidóptero.
También, la obtención de variedades de soya resistente a herbicida y de alto valor proteico, tanto en Estados Unidos como en Argentina; variedades de arroz con alto contenido de caroteno (provitamina A) en China; variedades de papaya con resistencia al Ring Sport Virus, Hawai, Estados Unidos; variedades de yuca con resistencia a bacteriosis, Colombia y Venezuela.
Asimismo, la obtención de variedades de caña con resistencia a carbón y de alto contenido de azúcar, en Cuba y Taiwán; variedades de tomate que permanecen largo tiempo maduro, Estados Unidos, variedad de algodón que produce fibra morada, Estados Unidos; variedades de canola que producen aceite no saturado, en Canadá, y variedades de papa de mayor rendimiento, con resistencia a bacteriosis, en Perú.
“En el caso de las plantas con genes nuevos se les denomina hoy, universalmente, como "plantas transgénicas", las cuales junto a especies animales con iguales modificaciones constituyen lo que genéricamente se denominan como "Organismos Genéticamente Modificados (o GMO´s, según sus siglas en inglés)".
Castillo refirió, asimismo, que la superficie agrobiotecnológica mundial en 2008 era de millones de hectáreas y destacó la presencia ya en el mundo de países y megapaíses productores de cultivos genéticamente modificados (GM).
Explicó que “la presencia de estos genes exógenos, en el caso de las plantas transgénicas, ha posibilitado un sinnúmero de cambios sustanciales, que van desde alteraciones a la coloración en frutas y flores, cambios en su composición proteica y de otros nutrientes, modificaciones a su capacidad de resistir patógenos, hasta el control de su período de maduración, entre muchos otros.

“Según la FAO, el acceso a estas tecnologías perece ser una condición cada vez más importante, en la lucha por ganar productividad y eficiencia en la agricultura”, enfatizó la investigadora, y agregó que “ello, sin demeritar los llamados de alerta que, desde otras latitudes, se hacen sobre los potenciales riesgos de esta nueva línea de investigación agrobiológica aplicada”.

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