¿PARA QUÉ SIRVE UN LEGISLADOR DE LA PROVINCIA SAN CRISTÓBAL?

1. Función legislativa y ficción en la representatividad.
La condición de legislador- diputado o senador- te acredita como miembro del Poder Legislativo (PL). Las funciones y competencias del PL se acreditan en el Título 111, Capítulo 1 de la Constitución Dominicana.
Individualmente un legislador no tiene funciones específicas y particulares.
Su condición de legislador le otorga el privilegio de tener derecho a iniciativa en la formación de las leyes y en la presentación de proyectos de ley. Las demás funciones devienen para el órgano colectivo, llámese Cámara de Diputados (CD) o Senado de la República, ambos órganos reciben el nombre de Congreso Nacional.
La democracia dominicana es tan especial que lo menos que hace un legislador es legislar. Toda la agenda de trabajo de un senador o diputado se configura en el clientelismo político, en darle sustentación a su base política o partidaria, al margen de las necesidades legislativas del territorio que representa. Se le puede agregar a la agenda, la recuperación del dinero invertido para ser legislador. Extraño fenómeno de la democracia
representativa dominicana.
La representatividad se torna ficticia. Las pocas leyes formadas en el Congreso Nacional, y que son de interés general, vienen amarradas desde el Poder Ejecutivo. El legislador es un “levantamano” que responde a la
línea partidaria o al interés particular del Poder Ejecutivo. La mayoría aplasta y cuando no se da la mayoría, el dinero del soborno establece la diferencia.
Este desarraigo de la función legislativa se aprovecha en demasía. En buen español el diputado o senador es un cabildero, escarba constantemente donde hay oportunidad de levantar dinero a cambio de aprobaciones. Las legislaturas son espacios de oportunidades económicas. Se venden al mejor postor. Recuerdo que en los años de Balaguer se acuñó la frase de que el Congreso era un “sello gomígrafo”, dando a entender que el envío de leyes era una simple formalidad, que de antemano estabas aprobadas porque las mandó el doctor Balaguer.
Rememoro el episodio del “Hombre del maletín”. Un personaje del régimen encargado de llenar de papeletas a los legisladores disidentes, a cambio del voto legislativo de tal o cual ley.
Esas circunstancias no han cambiado. Para desgracia del pueblo dominicano. Al contrario, la degradación es mayor. En la época citada los ingresos económicos de un legislador (sueldos, salarios, exoneraciones y otros privilegios) no eran tan elevados. Ahora los ingresos económicos de un legislador sobrepasan el pensamiento de cualquier ciudadano cuerdo.
Se calcula que para una persona llegar a ser diputado por primera vez debe gastar alrededor de 40 o 50 millones de pesos. Lo que se busca no es pertenecer al PL para hacer leyes, lo que se busca es hallar las
oportunidades de saqueo que brinda la función legislativa en una democracia débil como la nuestra. (La lexicografía dominicana recoge términos ricos para describir la actividad depredadora del legislador.
Términos o frases como barrilitos, cofrecitos, sobrecitos, oenegés de diputados, la ambulancia del diputado, bancas de diputados, destinos de las exoneraciones legislativas, etcétera, reconfiguran hacia dónde se dirige
la función legislativa)
2. El legislador en la provincia de San Cristóbal.
Si ahora damos una pincelada al rol del legislador en la provincia de San Cristóbal, y en especial al legislador de la Circunscripción dos (C2), tendríamos el siguiente enfoque:
2.1. Un legislador “buscavotos”. Cada cuatro años se acerca a los municipios y distritos municipales de su provincia a buscar o comprar votos.
2.2. Un legislador ostentoso del poder. Avasalla, impone líneas, cancela a los disidentes, amenazas de muerte a los contrarios y otras bellaquerías.
2.3. Un legislador desconectado del desarrollo de las comunidades. Nunca he visto un legislador de mi circunscripción sentado con las comunidades, en discusión para avanzar en planes de desarrollo comunitario. Me estoy refiriendo al desarrollo social y económico. Si ve alguno es porque posee intereses empresariales y comerciales en la zona.
2.4. Un legislador con una nula agenda legislativa. Lo más que ha hecho es dividir el territorio, mediante la creación de municipios y distritos municipales, sin estudios ni planificación. Fuera de este tópico, el legislador de la C2 es un levantamano, recluido en la comodidad de su curul, sólo espera la oportunidad de dar el
golpe.
2.5. Un legislador que oculta lo que le dan. La Cámara de Diputados es lo que más se parece a un departamento de asistencia social. Al diputado se le da dinero para las madres, las parturientas, las navidades, curar enfermedades y hacer intervenciones quirúrgicas, fiestas populares, becas de estudios, entre otras cosas, pero ese dinero no llega a las gentes de la C2.
Una parte de la población sensata entiende que la CD debe ser una dirección general del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social.
2.6. Un aspirante por primera a la diputación, del cual no se sabe de dónde proviene su fortuna. De buenas a primeras suenan nombres nuevos, con la intención de aprovechar los privilegios de ser diputados. Invierten o han invertido millones de pesos, tanto en la campaña interna de su respectivo partido, como en la campaña electoral corriente. ¿Cuál es el origen de su fortuna?
¿Qué persiguen con ser diputados? ¿Qué trabajos exhiben en provecho de las comunidades que comprenden la C2 antes de candidatearse? Si son prósperos empresarios, ¿cuál es el afán de arriesgar su capital en el ajetreo político? ¿Acaso pretenden
convertir su diputación en una extensión de sus negocios, como
hacen los que son diputados actualmente y desean reelegirse?

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