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No una, sino cinco vacas por mujer, exigió Danilo Medina. A cada una de las 66 mujeres de la Federación de Mujeres en Desarrollo de Guerra le tocarĆan 5 vacas, 330 en total. AsĆ podrĆan sentir algĆŗn cambio en sus vidas, calculó el presidente.
“63 aƱos que tengo, cuenta MarĆa Berroa, una vida, la he pasado trabajando, buscando leƱa, guayando maĆz, majando arroz con una mano de pilón, pariendo muchachos por un tubo…”
El descalabro de la industria azucarera en Guerra, especĆficamente en la comunidad de Cabreto, y el consecuente abandono que sufrieron, empujaron a estas laboriosas mujeres a asociarse.
La leche la venden a una fƔbrica de queso y de yogur que se las paga los 10 y 25 de cada mes.
EstƔn contentas. Mejor dicho: alegres e ilusionadas. Parecen adolescentes cuando cuentan su historia.
MarĆa se siente millonaria. “Me gusta la cosa”, dice y se rĆe.
AsĆ, decimos, construimos una patria dominicana fuerte y próspera.
Ellas, las mujeres de la Federación de Mujeres en Desarrollo de Guerra, organizadas y laboriosas, pastoreando y ordeƱando sus vacas, ganĆ”ndose el sustento de sus familias con el sudor de su frente, con honestidad y alegrĆa, moviendo el peso en su comunidad para que otros tambiĆ©n se beneficien, construyen patria.
Nosotros, desde el gobierno de Danilo Medina, poniendo el Estado al servicio del pueblo trabajador, en especial de las mujeres, facilitando -vĆa la democratización del crĆ©dito- que se multipliquen las oportunidades y el bienestar de la gente, tambiĆ©n construimos patria.
Cuando respaldamos el derecho de las mujeres al trabajo, a una vida digna, al crédito, al bienestar, forjamos la patria, porque la patria somos los hombres y mujeres, los niños y envejecientes de la República Dominicana. |
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