El Amor como Estrategia Política


Nelson Espinal Báez .

Ese fue el título de la ponencia de nuestro querido Padre Jorge Cela en la Semana Católica en Cuba, coincidiendo con el Diálogo entre la Iglesia y el Gobierno cubano. En la misma, el sacerdote analiza la encíclica Caritas in Veritate (CiV) del Papa Benedicto XVI, la cual presenta una visión del ser humano en su dialéctica de amor y razón, de inmanencia y trascendencia. En esencia creado para amar, ser amado y vivir en fraternidad.

Definitivamente, lo cristiano sigue siendo revolucionario.

La encíclica nos recuerda que el desarrollo es tarea de todos. Que estamos llamados personalmente a comprometernos en el desarrollo de las personas y los pueblos. Todos tenemos el derecho y el deber de participar en nuestro propio desarrollo en calidad de protagonistas. Y como cristianos el énfasis de nuestro aporte al desarrollo es el amor. Un amor lleno de contenido político capaz de construir fraternidad en nuestras sociedades plurales y fragmentadas (CiV).

En ese orden, expresa Cela "se suele situar la revolución francesa como el hito que marca el inicio de la era moderna. Su lema - libertad, igualdad, fraternidad - es el símbolo de la modernidad. A veces se ha dicho que esto se tradujo en libertad de mercado, igualdad de derechos que garantiza el Estado, y que la fraternidad fue la gran olvidada". Según Benedicto XVI este descuido de la fraternidad es la causa más profunda del subdesarrollo. La encíclica, al colocar el amor como un principio central de la construcción social, recupera esta dimensión.

Queda claro, continua Cela "que cuando hablamos de amor no nos referimos a una relación interpersonal, íntima, privada. Estamos hablando de una responsabilidad política, de un elemento fundamental para construir la fraternidad que pueda ayudarnos a superar la fragmentación de la sociedad en que vivimos". Todos estamos unidos por hilos invisibles. Somos uno.

En ese orden la encíclica establece que cuando se pretende un amor social no basado en la verdad se dan distorsiones como el asistencialismo, una ayuda basada en la mentira de la inferioridad del otro, o las diversas formas de totalitarismo (CiV).

Falso amor basado en la mentira son las ayudas al desarrollo que sirven a intereses de dominación económica o política y buscan mantener los pueblos en estado de dependencia (CiV). Por eso la ayuda al desarrollo no debe ser una función únicamente económica, sino una ocasión de encuentro cultural y cooperación social y económica que respete el principio de la subsidiariedad. La ayuda debe partir del reconocimiento del otro como igual, no inferior, con derecho a participar no sólo en el disfrute de los bienes, sino también en la producción, propiedad y decisión sobre los mismos (CiV). El reconocimiento del pobre como sujeto se refleja también en la manera de ligar indisolublemente los derechos con los deberes. La exigencia de los derechos debe ir siempre acompañada de la exigencia del cumplimiento de los deberes. Lo contrario es paternalismo, es tratar al pobre como incapaz de asumir sus responsabilidades, no reconocerlo como ciudadano en plenitud (CiV).

Ahora bien somos seres relacionales. "La relacionalidad es un elemento esencial de la persona" (CiV). No se concibe lo humano como unidad encerrada en sí misma. Ella se constituye en relación con otro y su plenitud se entiende en relación a los demás. Es urgente introducir el amor, inteligente y político, como un factor clave en la construcción del desarrollo y la creación de fraternidad en la sociedad moderna "pues este amor cristiano no se reduce sólo a actos, sino que emplea una actitud fundamental ante la vida". Un "amor rico en inteligencia, inteligencia llena de amor" (CiV).
Sólo el amor como base de una estrategia nos permitirá la construcción de una nación verdaderamente libre, fraterna e igualitaria. http://www.diariolibre.com/noticias/2010/07/16/i253536_directo-amor-como-estrategia-poltica.html 

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