Asunción, Paraguay. El ex-presidente Hipólito Mejía
reclamó que nuestras políticas públicas, destinadas a crear oportunidades y
lograr la integración social, pongan en un lugar preeminente a las mujeres y a
los jóvenes, por la importancia de sus aportes a la prosperidad y la cohesión
de nuestras naciones.
Mejía habló en la conferencia hemisférica sobre el
tema “Hacia la transformación nacional: Libertad, Prosperidad, e Integridad,
mediante un Liderazgo Moral e Innovador.
Mejía dijo que “compartiré con ustedes mi visión de
la prosperidad como resultado de la igualdad de oportunidades más la
integración social”.
A seguidas señaló que “a los viejos desafíos de las
sociedades de Latinoamérica y el Caribe, hoy se agrega el de la seguridad
ciudadana. La delincuencia, la criminalidad y el tráfico de drogas, alcanzan
magnitudes escalofriantes. Esto impone a nuestras autoridades retos extraordinarios
a la hora de garantizar la protección y el bienestar de los ciudadanos. No se
puede hablar de integración social en una sociedad acorralada por el miedo”.
Comentó que “a pesar del notable crecimiento
económico experimentado en las últimas décadas, la pobreza y la desigualdad
social permanecen como desafíos impostergables para que los gobiernos formulen
y apliquen políticas públicas y estrategias de desarrollo que promuevan la
prosperidad incluyente”.
Y citó cifras recientes de la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL), según las cuales “en la región hay 164
millones de personas que viven en condiciones de pobreza. De ese total, 68
millones viven en la indigencia extrema”.
“En cuanto a la distribución del ingreso en la
región”, recalcó “las cifras de la CEPAL muestran, que en promedio, el 20 por
ciento de la población más pobre sólo recibe el 5 por ciento de los ingresos.
En cambio, el 20 por ciento más rico recibe casi el 50 por ciento del
ingreso total”.
Afirmó que “como resultado de esa desigualdad, en
nuestras naciones existe una palpable exclusión social que afecta a un alto
número de personas. Esa exclusión se expresa en el sentimiento de no
pertenencia que tienen amplios sectores, especialmente los jóvenes y las mujeres”.
“Esa realidad, apuntó “demuestra que la prosperidad
de una nación no se logra sólo con el crecimiento, sino que requiere de
políticas económicas, sociales y culturales coherentes y sostenibles, que se
traduzcan en oportunidades para los sectores socialmente excluidos”.
El Presidente Mejía expresó “mi deseo sincero es
que los beneficios del crecimiento económico alcancen a la mayoría de los
ciudadanos”.
Luego de un ponderado análisis general de la
situación en la región, el Presidente Mejía planteó las siguientes propuestas:
:
“Quiero referirme primero al Comercio, el cual es
una herramienta vital para que nuestros países alcancen mayor nivel de
competitividad y eficiencia.
“A este respecto, sugiero que trabajemos para
remover los obstáculos que dificultan la fluidez del comercio entre
los países de la región, como son el transporte de mercancías y los
flujos financieros.
“Igualmente, propongo que nuestros mecanismos de
integración ofrezcan las garantías jurídicas que requieren la inversión
extranjera y las personas que participan en esos procesos.
“Propongo que se trabaje para consolidar el
ordenamiento jurídico supranacional suscrito por nuestros países, como garantía
inequívoca del Estado de Derecho y el respeto a las normas de convivencia entre
las naciones.
“De igual modo, propongo que trabajemos juntos para
consolidar la lucha contra la corrupción y el clientelismo, que son dos serias
amenazas para la estabilidad y la prosperidad de nuestras naciones.
“Propongo que realicemos esfuerzos conjuntos para
mejorar la calidad de nuestros recursos humano mediante una mayor inversión en
educación, ciencia y tecnología. Esta inversión en educación para la
competitividad debe buscar reducir la brecha digital y promover la enseñanza
de idiomas.
“El área de la salud, como tema de cooperación,
está determinada por nuestra posibilidad geográfica, más allá de nuestras
fronteras políticas.
“Como bien lo ilustra el caso de la enfermedad del
ébola, enfrentar amenazas en el área de la salud requiere de esfuerzos
conjuntos y una estrecha cooperación entre nuestros países.
“Propongo fortalecer la cooperación que facilite la
realización de acciones conjuntas para prevenir y controlar enfermedades y
plagas que afecten la salud humana, en el marco de los organismos regionales.
“Igual cooperación propongo en lo que respecta al
tráfico de animales y plantas para fortalecer los mecanismos existentes en la
región dirigidos a proteger la agricultura y la ganadería, sin perjudicar el
intercambio comercial.
“No quiero terminar mis propuestas sin enfatizar
que nuestras políticas públicas, destinadas a crear oportunidades y lograr la
integración social, pongan en un lugar preeminente a las mujeres y a los
jóvenes, por la importancia de sus aportes a la prosperidad y la cohesión de
nuestras naciones.
“Señoras y señores, las propuestas que acabo de
hacer constituyen una invitación para que la prosperidad en nuestra región sea
una realidad sostenible que marche de la mano con la integración social de
nuestra gente.
Finalmente Mejía invitó a todos “a trabajar juntos,
a soñar juntos y a ser solidarios los unos con los otros, para remover los
obstáculos estructurales que, hasta hoy, han impedido la prosperidad y la
integración social de segmentos importantes de nuestra población”.
A seguidas se copia el texto del discurso del
Presidente Mejía:
|
Asunción, Paraguay
Señoras y señores:
Agradezco la invitación para participar en esta
conferencia hemisférica sobre el tema “Hacia la transformación nacional:
Libertad, Prosperidad, e Integridad, mediante un Liderazgo Moral e Innovador.”
Compartiré con ustedes mi visión de la prosperidad como resultado de la
igualdad de oportunidades más la integración social.
Esta temática es de mucha importancia para nuestra
región, ya que, a pesar del notable crecimiento económico experimentado en las
últimas décadas, la pobreza y la desigualdad social permanecen como desafíos
impostergables para que los gobiernos formulen y apliquen políticas públicas y
estrategias de desarrollo que promuevan la prosperidad incluyente.
En efecto, de acuerdo con la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL), en la región hay 164 millones de
personas que viven en condiciones de pobreza. De ese total, 68 millones viven
en la indigencia extrema.
En cuanto a la distribución del ingreso en la
región, las cifras de la CEPAL muestran, que en promedio, el 20 por ciento de
la población más pobre sólo recibe el 5 por ciento de los ingresos. En cambio,
el 20 por ciento más rico recibe casi el 50 por ciento del ingreso total.
Como resultado de esa desigualdad, en nuestras
naciones existe una palpable exclusión social que afecta a un alto número de
personas. Esa exclusión se expresa en el sentimiento de no pertenencia que
tienen amplios sectores, especialmente los jóvenes y las mujeres.
Esa realidad demuestra que la prosperidad de una
nación no se logra sólo con el crecimiento, sino que requiere de políticas
económicas, sociales y culturales coherentes y sostenibles, que se traduzcan en
oportunidades para los sectores socialmente excluidos.
Todo eso se traduce en la necesidad de trabajar
para alcanzar el desarrollo humano.
La creación de oportunidades significa, en concreto,
propiciar las condiciones a fin de que los ciudadanos tengan acceso a empleos
decentes, a servicios de salud y educación de calidad, dispongan de
alimentación adecuada, vivan bajo un techo seguro y en un entorno saludable y
sostenible.
Para crear oportunidades que contribuyan a superar
la exclusión, es imperativo garantizar a los ciudadanos el ejercicio de sus
derechos políticos y humanos. Todo esto requiere de instituciones trasparentes
y democráticas.
Un fenómeno que tiene una relación directa con la
exclusión es el alto número de jóvenes que ni trabajan ni estudian en la región
de Latinoamérica y el Caribe. Es importante destacar que muchas de nuestras
mujeres ni tienen empleo estable ni bien remunerado y no tienen suficiente
representación en la política.
Un mejor ingreso es clave para superar la exclusión
y el mismo puede mejorarse significativamente con empleos de calidad. Sin
embargo, para tener acceso a empleos de calidad se requiere mejorar las
destrezas técnicas y profesionales de las personas.
Esas destrezas se consiguen con una educación que
se vincule a los sistemas productivos y de acuerdo con el potencial de
desarrollo de cada una de nuestras naciones.
Lograr una mejor calidad de vida y alcanzar mayores
niveles de productividad requieren que la población tenga acceso a servicios
eficientes de salud y a un sistema de pensiones que les garantice un retiro
digno a los adultos mayores.
Sin embargo, la economía de la región muestra un
alto grado de informalidad, con un alto porcentaje de la población trabajadora
excluida de los sistemas de salud y seguridad social.
La alimentación es un aspecto esencial de la
exclusión social que afecta la región. Como ciudadano formado en el campo de
las ciencias agrícolas y la economía rural, conozco muy bien la relación que
existe entre la calidad de la alimentación y el desarrollo humano.
Estudios recientes señalan que grandes grupos
poblacionales de nuestra región viven aún en situación de inseguridad
alimentaria y desnutrición, como resultado de la inequidad creada por la
injusta distribución del ingreso.
Esos males podrían ser superados si se mejoran los
sistemas de distribución y comercialización y se aplican políticas solidarias
que contribuyan a mitigar el hambre y fomenten la agricultura, especialmente en
las medianas y pequeñas explotaciones agrícolas.
La calidad de vida y la inclusión social están
directamente relacionadas con la infraestructura. De todas éstas, la vivienda
representa, mejor que ninguna otra, el estado de pertenencia plena a la
sociedad. En efecto, el sentido de hogar y los lazos de afecto se construyen
bajo la protección de un espacio seguro y digno.
Un hogar seguro es inseparable de la calidad del
entorno en el que está ubicada la vivienda. Eso es particularmente cierto en lo
relacionado con la higiene, la protección ante los desastres naturales, la
calidad del agua, la electricidad, el manejo de los desechos y las vías de
comunicación.
La creación de un entorno saludable y acogedor se
logra promoviendo actividades deportivas, recreativas y culturales, destinadas
a toda la población. Esos espacios de inclusión contribuyen a fortalecer el
tejido social, consolidar la cooperación y crear un ambiente de confianza entre
los ciudadanos. Todo eso se traduce en sociedades fuertes, competitivas y
solidarias.
A los viejos desafíos de las sociedades de
Latinoamérica y el Caribe, hoy se agrega el de la seguridad ciudadana. La
delincuencia, la criminalidad y el tráfico de drogas, alcanzan magnitudes
escalofriantes. Esto impone a nuestras autoridades retos extraordinarios a la
hora de garantizar la protección y el bienestar de los ciudadanos.
No se puede hablar de integración social en una
sociedad acorralada por el miedo.
El diagnóstico de la exclusión social debe comprender,
también, el impacto del cambio climático sobre las personas, la producción de
alimentos y la infraestructura.
En ese escenario de exclusión, ¿qué debemos hacer
para lograr que, en nuestra región, la prosperidad se convierta en una realidad
al alcance de todos?
Al interior de cada país, superar la exclusión
requiere de la articulación sostenible de políticas públicas, estrategias de
desarrollo y de planes, programas y proyectos específicos que permitan el
aprovechamiento de las ventajas comparativas que tienen nuestras naciones en la
economía global.
A este respecto, deseo citar dos casos exitosos de
mi país, la República Dominicana. En primer lugar, la República Dominicana se
ha convertido en uno de los principales destinos del Caribe. Eso se debe a la
infraestructura construida y a los incentivos otorgados por el gobierno, los
cuales han estimulado a inversionistas nacionales y extranjeros a realizar
grandes inversiones en hoteles y en promoción turística.
El segundo ejemplo de lo que hemos hecho en la
República Dominicana para aprovechar nuestras ventajas comparativas, es la
producción y exportación de banano orgánico. En efecto, hoy somos el mayor
exportador de este producto a Europa, gracias al apoyo técnico y logístico que
se inició durante el gobierno que presidimos (2000-2004) y que ha sido retomado
por la presente administración.
Ambos sectores son hoy ejemplos de dinamismo,
generación de ingreso, creación de oportunidades y aportes a la prosperidad de
la nación.
En el contexto regional, reconozco que en
América Latina y el Caribe se han producido recientemente importantes avances
en cuanto a su integración. Sin embargo, aún existen áreas donde podemos
ampliar y consolidar la cooperación, para lo que me permito hacer las siguientes
propuestas:
Quiero referirme primero al Comercio, el cual es
una herramienta vital para que nuestros países alcancen mayor nivel de
competitividad y eficiencia.
A este respecto, sugiero que trabajemos para
remover los obstáculos que dificultan la fluidez del comercio entre
los países de la región, como son el transporte de mercancías y los
flujos financieros.
Igualmente, propongo que nuestros mecanismos de
integración ofrezcan las garantías jurídicas que requieren la inversión
extranjera y las personas que participan en esos procesos.
Propongo que se trabaje para consolidar el
ordenamiento jurídico supranacional suscrito por nuestros países, como garantía
inequívoca del Estado de Derecho y el respeto a las normas de convivencia entre
las naciones.
De igual modo, propongo que trabajemos juntos para
consolidar la lucha contra la corrupción y el clientelismo, que son dos serias
amenazas para la estabilidad y la prosperidad de nuestras naciones.
Propongo que realicemos esfuerzos conjuntos para
mejorar la calidad de nuestros recursos humano mediante una mayor inversión en
educación, ciencia y tecnología. Esta inversión en educación para la
competitividad debe buscar reducir la brecha digital y promover la
enseñanza de idiomas.
El área de la salud, como tema de cooperación, está
determinada por nuestra posibilidad geográfica, más allá de nuestras fronteras
políticas.
Como bien lo ilustra el caso de la enfermedad del
ébola, enfrentar amenazas en el área de la salud requiere de esfuerzos conjuntos
y una estrecha cooperación entre nuestros países.
Propongo fortalecer la cooperación que facilite la
realización de acciones conjuntas para prevenir y controlar enfermedades y
plagas que afecten la salud humana, en el marco de los organismos regionales.
Igual cooperación propongo en lo que respecta al
tráfico de animales y plantas para fortalecer los mecanismos existentes en la
región dirigidos a proteger la agricultura y la ganadería, sin perjudicar el
intercambio comercial.
No quiero terminar mis propuestas sin enfatizar que
nuestras políticas públicas, destinadas a crear oportunidades y lograr la
integración social, pongan en un lugar preeminente a las mujeres y a los
jóvenes, por la importancia de sus aportes a la prosperidad y la cohesión de
nuestras naciones.
Señoras y señores, las propuestas que acabo de
hacer constituyen una invitación para que la prosperidad en nuestra región sea
una realidad sostenible que marche de la mano con la integración social de
nuestra gente.
Mi deseo sincero es que los beneficios del
crecimiento económico alcancen a la mayoría de los ciudadanos.
Los invito a trabajar juntos, a soñar juntos y a
ser solidarios los unos con los otros, para remover los obstáculos
estructurales que, hasta hoy, han impedido la prosperidad y la integración
social de segmentos importantes de nuestra población.
Muchas Gracias.
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