En
los paÃses modernos, las ambulancias, los policÃas, la Cruz Roja, Defensa
Civil, bomberos y otros vehÃculos de organismos de socorro, tienen paso libre
en calles y autopistas porque se supone que andan ofreciendo servicios de
emergencia.
El
concepto “paso libre” significa que los ciudadanos deben ceder para que esos
vehÃculos transiten sin obstáculos u obstrucción.
En
Estados Unidos, para poner un ejemplo, un conductor está obligado a abrirle paso a los bomberos,
ambulancias o policÃas. El ciudadano que no cumpla con esa regla, tiene serios
problemas.
Se
supone que una ambulancia, como los casos que he citado, es un vehÃculo de
emergencia que comúnmente lleva personas en estado crÃtico, de manera que
cualquier parada inesperada pone en peligro la vida de un paciente que es
conducido hacia un hospital o una clÃnica.
Pasa
lo mismo con los bomberos. Son profesionales entrenados para salvar vidas
cuando ocurren incendios repentinos o provocados, por tanto deben tener la vÃa
libre cuando se desplazan tocando sirenas. Incluso, hay carriles especiales
para los bomberos que están prohibidos para ciudadanos que no estén
autorizados.
Esas
reglas de respeto se cumplen al pie de la letra en otras naciones
desarrolladas, no asà en los paÃses en vÃa de desarrollo. Es un problema de
conciencia y de educación.
En
los nueve años que vivà en los Estados Unidos, siempre vi a los conductores
abrirle paso a los vehÃculos de los organismos de socorro en situación de
emergencia, incluso en medio de tapones enormes que suelen dar a diario. Se
trata de una sociedad que valora ese tipo de emergencias, en el entendido de
que son para salvar vidas.
En
nuestro paÃs se hace todo lo contrario: nadie se mueve y no ceden el paso. Es
una demostración de salvajismo extremo, falta de conciencia y de educación.
¿Cuál
es el uso de mandar a parar una ambulancia que lleva en su interior a una
persona grave o que va a socorrer a una persona herida?
Si
las autoridades tienen denuncias de que un vehÃculo de esa categorÃa se
transporta al extraño, lo correcto es seguir el vehÃculo hasta su destino para
determinar si realmente tiene alguna emergencia.
Lo
más razonable es que si llegó a un hospital, esperar a que saquen al paciente y
entonces, si existe denuncia de que traslada alguna sustancia dudosa, proceder
a hacer los registros de rigor. Fuera de ahÃ, serÃa una imprudencia y un
irrespeto a la vida de las personas.
Esto
lo decimos a propósito de la muerte de la niña que murió dentro de una
ambulancia, luego que agentes anti droga procedieran a revisar el vehÃculo en
momento que se dirigÃa desde San Cristóbal a la unidad de cuidados intensivos
de un hospital de la capital.
Mueve
a preocupación las declaraciones de los
familiares de la infanta de que fueron obligados a bajarse del vehÃculo
y a quitarle una cánula de oxÃgeno a la menor por unos 10 minutos. Esa actitud
provocó la muerte de un ese ser humano.
Está
claro, los agentes se excedieron en sus funciones y cometieron abuso de
autoridad. Ese caso, que ha sido repudiado por la sociedad dominicana, no debió
ocurrir. Es una acción que empaña la buena labor que está desarrollando la
Dirección Nacional de Control de Droga bajo el mando del mayor generalJulio César Souffront Velásquez.
Ya
no valen las excusas ni tampoco las investigaciones. Lo interesante es saber
qué harán con los responsables de esa muerte.El palo está dado. La niña murió y
sus empobrecidos familiares quedan con el dolor y la desesperanza de que jamás
volverán a verla.Mi sentido pésame.
Autor: Manuel Vólquez
0 Comentarios