Si le pido algo al Padre Eterno pensando que sà y creyendo que no, lo más seguro es que no se me conceda lo pedido. Pedir sin fe es pedir desde el ego; y solo tenemos éxito si pedimos desde el espÃritu.
Orar desde la incertidumbre es
perder el tiempo. Solo la seguridad nos lleva a la certeza. La creencia en el fracaso es el fracaso en sà mismo.
Si pedimos con duda estamos manifestando que dudamos de Dios y de su poder, y por tanto no nos llega lo pedido.
Por otra parte, para que la oración sea efectiva debemos aquietar nuestra mente, apaciguar nuestro ánimo y serenarnos a tal punto que el pedimento sea una obra de amor.
Al pedirle algo al Padre Eterno debemos despojarnos de las actitudes vinculadas al egoÃsmo, la venganza, el orgullo, el desespero o el desasosiego, y liberarnos de la torpeza de pretender imponerle nuestra idea a Dios.
Autor Alejandro Solano
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