En San Cristóbal, hasta lo bueno es malo…

Por Elvin Sànchez
De pronto la ciudad creció, con indicadores demográficos propios de la vecindad con los ingenios azucareros, la industria, los puertos principales y la capital de la república; migraciones estimuladas y controladas por la dictadura, se desbordaron, mutilando hábitos, costumbres y tradiciones que estampaban con excesivos celos la benemérita.
Solamente dos de los diez senadores que ha tenido la provincia en la llamada era democrática del país alcanzaron la presidencia del Senado de la República, Adriano Uribe Silva y José Osvaldo Leger Aquino, ambos dueños de cualidades políticas y humanas extraordinarias, miembros de tradicionales y respetables familias del terruño, gravitaron positivamente en favor y beneficio de la provincia San Cristóbal.
El éxodo que resulto del ciclón David, fue convirtiendo un municipio de característica rural, en mayormente urbana, con las implicaciones que se derivan de cambios bruscos como este. El proceso se desarrollaba y las autoridades no previeron las olas, no se planifico nada, y hoy estamos atrapados por la inobservancia e incapacidad de ayer…
El municipio de San Cristóbal ha tenido catorce munícipes elegidos democráticamente síndicos, en las gestiones de estos y de los varios síndicos de facto, el problema fue tomando tamaño, como una enfermedad maligna que ataca todo el cuerpo, sin que se buscara remedio y la medicación en el momento oportuno. Sin ánimo de defender, algunas de esas sindicaturas no manejaban recursos ni disponían de los medios para encaminar iniciativas de prevención efectivas.
Una imagen y fama de ciudad sucia, la realidad de urbe arrabalizada, de caos en el transito, de pérdida constante del espacio público, de bulla, ruido, contaminación, de plazas y parques asaltadas por indigentes, prostitutas, enajenados mentales, drogadictos y borrachos…es la herencia que recibe cada administración de gobierno local, que describe lo fallido y sirve de estimulo a la frustración…
Desde el Plan Estratégico de San Cristóbal, las academias, los grupos de la sociedad civil, las mesas de pensadores y ciudadanos con sentido de responsabilidad, se coincide en la urgencia y necesidad de adecentar y organizar la ciudad, de poner un hasta aquí al desorden, reivindicar calles y aceras para los vehículos y peatones, así como garantizar que la familia pueda aprovechar y disfrutar de los parques y plazas para la mejor recreación.
El progresivo deterioro de la identidad como pueblo, el abierto desplazamiento de los actores políticos y sociales por un nuevo modelo signado en el clientelismo vulgar y el galloloquismo ruin , impiden erigir cohesión social y liderato responsable y duradero. Todo parece indicar que sucumbimos como sociedad, que la involución resulta un entrampamiento con olor a sepulcro, toda vez que el rostro desconocido esta más presente, como si se tratara de un castigo…
Las descalificaciones entre los pares, los insultos y denuestos inmerecidos, la zancadillas para que los buenos y correctos no avancen, los chismes parecidos de vecinas, la patología de criticar todo, contribuyen al pobre desempeño político, malogran las expectativas colectivas, alejan la participación de gente buena en el hacer político, comunitario y social. 
Con nuestra extraña manera de comportarnos, estamos construyendo un feo hábito de afirmar que hasta lo bueno es malo…
Frente a este cuadro desolador, triste…los sancristoberos estamos compelidos, obligados a levantar bien alto la moral, redoblar el espíritu de lucha, unirnos para blindar y defender la patria chica; asirnos firmemente para caminar hacia las grandes metas de San Cristóbal. 
Tomando la frase del tal vez más exitoso sindico : No hay tiempo para perder tiempo en…

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