El Consejo Directivo del Colegio Dominicano de Notarios es el órgano deliberativo y rector de la
institución, con competencias para establecer las políticas generales para su buen funcionamiento
y resolver lo que no esté atribuido a otro organismo o funcionario. Sus funciones están
establecidas en el artículo 12 del Estatuto constitutivo y en el artículo 9 de la Ley sobre Notariado e
instituye el Colegio Dominicano de Notarios, No. 140-15, del 7 de agosto de 2015.
El presidente del Consejo es a su vez, presidente del Colegio y le corresponde cumplir y hacer
cumplir las leyes, los estatutos, los reglamentos y resoluciones del Colegio Dominicano de Notarios;
además, entre otras, de convocar las reuniones del Consejo Directivo y la Asamblea General,
siempre de acuerdo con el Estatuto y sus objetivos de fomentar la unión, armonía, solidaridad,
participación y agrupamiento de todos los notarios.
Resulta que, desde hace mucho tiempo, los miembros del Consejo Directivo nacional han
observado un comportamiento “con claras señales de dictadura y aproximación a la tiranía” en
la toma de decisiones por el presidente del Colegio, sin respetar el Estatuto, los reglamentos ni la
ley notarial y excluyente del Consejo Directivo que, como indica la ley, es el órgano de dirección
ejecutiva.
Frente a las desinformaciones generadas y la imposibilidad de hacerlo a lo interno, la mayoría de los
directivos han decidido exponer a los notarios y notarias del país y a la opinión pública en general,
algunas pinceladas palpables, todas documentadas, de violaciones al Estatuto del Colegio
Dominicano de Notarios. A saber:
El presidente decide, de manera personal y autoritaria, abrir varias cuentas bancarias especiales sin
cumplir con el artículo 37 del Estatuto que indica que debe ser “en el banco que designe el
Consejo Directivo” y, peor aún, sin que nadie conozca “los estados y balances de dichas
cuentas” porque las mismas no aparecen en los estados financieros del Colegio para “hacer los
reparos a que hubiere lugar.”
El presidente decide, de manera personal y autoritaria, auto asignarse pagos de dietas y viáticos
en dólares y euros para viajes internacionales sin someterlo a aprobación del Consejo Directivo y sin
rendir cuentas de los gastos en que incurre en esas actividades. El artículo 45 del Estatuto dice que
las dietas y viáticos “se harán con arreglo a disposiciones del Consejo Directivo”.
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El presidente decide, de manera personal y autoritaria, iniciar una construcción en el patio interior
de la Sede Central del Colegio sin la realización de ningún tipo de licitación y sin presupuesto No
tiene planos aprobados por el ayuntamiento ni por el Ministerio de Obras Públicas y, ni siquiera,
un profesional de la ingeniera colegiado que esté al frente de la misma.
El presidente decide, de manera personal y autoritaria, viajar fuera del país en tantas ocasiones
como entienda pertinentes a actividades ajenas al Colegio Dominicano de Notarios y no lo informa
al Consejo Directivo, quienes se enteran al ver sus fotos en redes sociales. El artículo 13, párrafo
II, de la Ley sobre Notariado indica que los recursos e ingresos que pudiere tener “se utilizarán
para los gastos y actividades del Colegio Dominicano de Notarios,” no para actividades
personales de sus directivos.
El presidente decide, de manera personal y autoritaria, no preparar la reglamentación de los
procedimientos pertinentes para otorgar los gastos de representación para que se encuentren
soportados los desembolsos realizados para cubrir las actividades internacionales a las que asiste,
según una recomendación de la Cámara de Cuentas de la República Dominicana, actuando
conforme al artículo 39 de la Ley 10-04, del 20 de enero de 2004.
El presidente decide, de manera personal y autoritaria, comprar un nuevo vehículo para la
institución. Lo criticable es que lo hizo sin aprobación ni conocimiento del Consejo Directivo y se
ha negado, reiteradamente, a la costumbre de rotular el vehículo con el logo del Colegio
Dominicano de Notarios para identificarlo como un vehículo institucional, no personal. ¡Esto está a
la vista de todos!
El presidente decide, de manera personal y autoritaria, cancelar a todos los empleados y nombrar
familiares y relacionados, sin explicar nada a nadie y en violación al artículo 14.4 del Estatuto que
establece que corresponde al Consejo Directivo “nombrar el personal auxiliar que fuere necesario
para las labores del Colegio”.
El presidente decidió, de manera personal y autoritaria, “que, a partir del 18 de diciembre del
pasado año,” los empleados del Colegio Dominicano de Notarios “tomarán vacaciones
colectivas, integrándose nuevamente el día 8 de enero de 2018”. Para esa fecha, todos los
empleados del Colegio ya habían disfrutado de sus vacaciones correspondientes; sin embargo, ese
entorpecimiento de las labores cotidianas del Colegio no fue tomado en cuenta ni consultado con
el Consejo Directivo ni informado en Asamblea General, lo que viola flagrantemente el artículo
15, literal M, del Estatuto.
El presidente decide, de manera personal y coincidente con ese período de vacaciones colectivas,
“trabajar en negro” con personas extrañas a la institución y sus asistentes, sin horario, ya que “a
veces eran más de las diez de la noche y todavía estaban trabajando o reparando alguna cosa”.
Nada de eso, absolutamente nada, lo conoce oficialmente el Consejo Directivo, por la negativa del
presidente a dar informes de lo que acontece dentro de la institución. ¡Ojo al Cristo!
El presidente decide, de manera personal y autoritaria, no convocar a reuniones a los miembros
del Consejo Directivo, quienes de todas las maneras posibles han solicitado cumplir el párrafo III
del artículo 12 del Estatuto que ordena que “el Consejo Directivo deberá reunirse
imperativamente cada 15 días” o, de manera extraordinaria, cuando “el presidente lo convoque.”
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El presidente decide, de manera personal y autoritaria, celebrar un denominado “III Congreso
Nacional de Notariado Dominicano”, sin previa consulta ni aprobación del Consejo Directivo y
sin que, hasta la fecha, haya rendido cuentas del presupuesto, programa, etc. El artículo 38 del
Estatuto especifica que “los fondos del Colegio solo podrán ser invertidos para los fines de su
institución, de conformidad con el presupuesto, (…).” La mayoría de los miembros del Consejo
Directivo se enteran cuando ven un volante de promoción circulando en redes sociales. ¡Eso es
irrespetar la institucionalidad!
El presidente decide, de manera personal y sorpresiva, hacer una publicación en un periódico de
circulación nacional en la que “(…) hace de conocimiento, que a partir de esta publicación entra
en vigencia con todas sus consecuencias legales, el papel especial de seguridad notarial (…).” Y
agrega, “Los contratos que no cumplan con esta disposición serán nulos de todo derecho y los
infractores sancionados de conformidad de la ley.”
Ante tan inesperada publicación, miembros del Consejo Directivo expresaron su asombro y
desconcierto porque la misma no fue autorizada como ordena el artículo 20 del Reglamento sobre
el Papel Especial de Seguridad. Se percibe que fue tanta la prisa que no se tuvo cuidado con la
redacción gramatical y el absolutismo del presidente tan grande que no pudo ni siquiera esperar
por la firma de la Secretaria General.
Este reclamo institucional es lo que se pretendió hacer creer a los notarios como una
“conspiración” y una oposición a la implementación del uso del papel. ¡Cosas vederes!
El Colegio Dominicano de Notarios es actualmente una corporación de
derecho público interno de carácter autónomo. Fue fundado el 3 de
junio de 1967 por notarios y notarias muy honorables que aun
gravitan sobre el Colegio y a quienes les duele lo que acontece.
Notarios de la reciedumbre moral del magistrado Jorge Subero Isa, Dr.
Ramón Pina Toribio, Dra. Radhis Iris Abreu, magistrado Rafael
Ciprián, entre otros, han sido presidentes del Colegio y deben estar
atónitos, boquiabiertos con el “ruido” que se está produciendo dentro.
Asimismo, Ponciano Rondón Sánchez, Mignolio Pujols, Ariel Báez Heredia, Porfirio Chahím,
Boris de León, y muchos más, “sus huesos estarían revolcándose en su tumba” al saber que la
institución de sus sueños está siendo cuestionada por la administración de alguien que se cree su
dueño. ¡Oh Dios, el orgullo de ser notario tirado por el suelo, lo nunca visto en el Colegio de
Notarios!
Se hace necesario llevar a cabo diversas acciones para resolver las cuestiones internas mediante
procesos de razonamiento. La institucionalidad notarial está muy por encima de todos. Notarios y
Notarias, ¡EXIJAN, por favor, que hay que reencausar la dirección del Colegio y como
corporación de derecho público someterla al ordenamiento jurídico del Estado!!
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