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Para la década del 30 del siglo pasado se instauraron en importantes paÃses y naciones del mundo gobiernos y regÃmenes polÃticos de caracterÃsticas nacionales, con partidos únicos y evidentes ropajes de totalitarios. El Falangismo en España, el Fascismo en Italia y el Nazismo en Alemania, fueron fenómenos que impactaron la Europa de entonces. Del otro lado se consolidaba el régimen socialista en la Unión Soviética, avanzaba la lucha revolucionaria en China, mientras en varios paÃses se instauraban gobiernos y partidos con objetivos semejantes.
La Republica Dominicana no escapo a esa verdad histórica, y por 31 años pernoctó en la dirección del estado Rafael Leónidas Trujillo Molina, con el instrumento polÃtico llamado Partido Dominicano. El neo-trujillismo aliado a sectores de la oligarquÃa, polÃticos y del clero conspiró y cercenó el primer esfuerzo democrático con el golpe de estado al presidente Juan Bosch, el 25 de septiembre del año 1963.
Adolfo Hitler es la figura cimera del social nacionalismo, él marco el rumbo de la humanidad en ese interregno histórico, el afán de expansión del dominio nazis fue causa principal de la Segunda Guerra Mundial. Con parecida importancias están Benito Mussolini, lÃder del fascismo, José Antonio Primo de Rivera y Francisco Franco, artÃfices del falangismo español.
La caÃda de la dictadura Trujillista, da inicio en el paÃs a la llamada era democrática, matizada por relativos avances institucionales, la confrontación absurda entre los grupos y lideratos de las fuerzas liberales y revolucionarias, la fragmentación del Movimiento 14 de Junio, del Partido Revolucionario Dominicano y el Movimiento Popular Dominicano, que provocó dispersión y adopción de tácticas equivocadas. Cinco acontecimientos muy relevantes contribuyeron a diezmar una juventud heroica y digna: el alzamiento armado de Manolo Tavarez Justo, la Guerra de abril de 1965, el secuestro del coronel Donald Joseph Crowley, la muerte de Amaurys Germán y sus compañeros el 12 de enero del 1972, y el desembarco del coronel Francisco Alberto Caamaño deño.
“La Guerra FrÃa fue un conflicto de orden mundial entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Estos paÃses en el transcurso del siglo XX se instalaron en la cúspide del poder, alcanzando ambos la categorÃa de superpotencias. Tradicionalmente se considera que este peculiar conflicto tuvo su punto de partida tras la Segunda Guerra Mundial, una vez que los dos principales vencedores no lograron compatibilizar sus tan disÃmiles puntos de vista respecto de los destinos que habrÃan de seguir los territorios que habÃan sido asolados por la guerra. Sin embargo, no es posible comprender el conflicto suscitado entre Estados Unidos y la Unión Soviética a partir de 1945, si no se tiene presente el origen de las desavenencias entre ambas entidades polÃticas, es decir, el año 1917, cuando se produjo la Revolución Bolchevique en Rusia. A partir de este momento el comunismo se presenta como una seria alternativa frente al capitalismo”.
Juan Bosch, JoaquÃn Balaguer y José Francisco Peña Gómez, lideraron la vida polÃtica dominicana en ese espacio importante de la era democrática, ejercieron el principal protagonismo en sus organizaciones partidarias. Coyunturas muy especiales permitieron que Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco, Leonel Fernández, Hipólito MejÃa y Danilo Medina Sánchez llegaran a la presidencia de la republica, sin que esto necesariamente implicara presencia de liderato polÃtico.
“La caÃda del muro de BerlÃn fue el sÃmbolo de la Guerra FrÃa, una concreción material de la cortina de hierro que separaba los dos mundos: el capitalista y el socialista y que dio paso a la reunificación desde las dos Alemanias, pero esto fue superado por las polÃticas de Perestroika y Glasnot de Gorvachov en la Unión Soviética, por las luchas en Polonia y todas las movilizaciones sociales que se produjeron en la Europa del Este durante ese periodo. Su caÃda marco el fin de la Guerra FrÃa y la llegada de un nuevo orden”.
El carisma, estilo y caracterÃsticas de los liderazgos polÃticos tradicionales, es algo que quedó en el pasado; esos lÃderes partidarios se llevaron el tipo de organizaciones y militancias que les sirvieron de plataformas. Solo el Partido de la Liberación Dominicana ha podido permanecer ileso antes la furia de los vientos que demandan otro modelo de organización polÃtica en el paÃs. La dirección colegiada inaugurada en el PLD, que tiene como eje el Comité PolÃtico, fue previa a la desaparición fÃsica de su caudillo.
El avance de las corrientes de izquierda en el continente, la instalación de gobiernos como el de Hugo Chávez, Lula Da Silva, Evo Morales…resultan del agotamiento y colapso de los viejos partidos preñados de oligarquÃa y pobreza discursiva sin expectativas. Todos los viejos partidos cimentados en el ámbito de la Guerra FrÃa han llegado a su fin, y el propósito de readecuarlos, oxigenarlos e inyectarles sangres nuevas, es un esfuerzo dialécticamente fallido.
La situación del sistema de partidos polÃticos en la Republica Dominicana es grave, preocupante y no se avista mejorÃa que cambie el curso de su acelerado deterioro. La ley de partidos que cursa en el congreso es un oxigeno inducido que busca detener el derrumbe definitivo de organizaciones que ya cumplieron su rol histórico. En la época ya no existe militancia ni membrecÃa enjaulada, ni padrones de miles como herencia de viejas utopÃas; los liderazgos que convocaban multitudes quedaron allá, en el pasado, y no comprender esa verdad, es librar una tonta batalla.
El rumbo ético de la polÃtica en América, los reagrupamientos de sectores oscuros de las oligarquÃas, aflora un extraño paralelismo que, mientras el lÃder brasileño Lula Da Silva es encarcelado, en la cuba de Fidel se escoge un nuevo cabeza para la ruta inequÃvoca de la apertura. A saber que varios mandatarios y cercanos colaboradores están en prisión, otros prófugos…y algunos a la espera de juicios. Además, el fuego cruzado que vive Venezuela y Nicolás Maduro, y el golpe infringido con la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, son claros indicadores de los renovados esfuerzos de control en la geopolÃtica.
La confrontación polÃtica en el paÃs se manifiesta a lo interno del PLD, pues es innegable que los dos principales activos con rostros presidenciales también lideran ese partido. Leonel Fernández Reyna y Danilo Medina Sánchez, tocaran los tambores de guerra, por lo que tienen, desde muy temprano, concentrados sus ejércitos para en la arena morada jugarse su presente y futuro. La oposición es débil, carece de discurso, de cabeza, de impacto, de unidad y postura homogénea. El Danilismo actúa a sus anchas, camina sin tropiezos, toda vez que las condiciones objetivas y subjetivas les favorecen. El control del estado, de la aritmética orgánica partidaria, de aliados callados en la vecindad deslindada y la estabilidad económica, hacen predecible la continuidad del Danilismo.
El ex presidente Rafael Correa, tiene problemas con su partido y el sucesor Lenin Moreno, el Ecuador es un vivo retrato de la confrontación de los dos lÃderes, que pone en peligro los avances y logros alcanzados. Esa realidad es común en partidos y paÃses de América y el mundo.
El otrora principal partido de la nación, el Revolucionario Dominicano, tiene una historia de fragmentaciones, propias de las distancias ideológicas y la falta de objetivos comunes de sus propiciadores, que ha disminuido considerablemente su presencia en los estamentos electivos del estado y perdido su condición de organización polÃtica mayoritario,; por otra parte, el Partido Revolucionario Moderno hereda las costumbres, hábitos, estilo y cultura de la organización madre, que si bien obtuvo logros y buenos porcentajes en las elecciones, tiene los mismos fantasmas merodeando…
Aun encarcelado Lula Da Silva encabeza todos los sondeos en Brasil para la presidencia, el Partido de los Trabajadores insiste en nominarlo, siendo su condición de condenado un obstáculo para ello. El movimiento Lava Jato se expande por toda América, altares intocables tiemblan y sus efectos serán demoledores para polÃticos, gobiernos y partidos.
Aunque el escenario polÃtico electoral dominicano está muy crudo, a dos años de los comicios no se ven candidatos definidos, la ley de partidos ha venido a alborotar la colmena, centrando la discusión en las primaria abiertas, que a su vez delata diferencias a lo interno del propio Partido de la Liberación Dominicana,.
El señor Danilo Medina Sánchez, es el único cuadro polÃtico orgánico que ha ocupado la presidencia de la república, en un ejercicio de agudeza polÃtica mueve cada ficha del tablero, nada se festina, nada se improvisa, todo tiene un sello estratégico; adentrarse, auscultar el estilo del presidente Medina, es como saborear un hibrido de escuelas y liderazgos, es un resumen de Juan Bosch, José Francisco Peña Gómez, Rafael Leónidas Trujillo, Lili, JoaquÃn Balaguer…pero el mayor parecido lo tiene con el presidente Mao Tse-Tung, en la valoración y jerarquización de las contradicciones.
La capacidad de análisis de expertos, de analistas de parques y esquinas, de academias y centros de opinión, es de mucha cautela y prudencia…pues el escenario electoral del 2020 ni la premonición, los clarividentes, y brujos pueden descifrarlo.
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