San Cristóbal, Un Albergue Para Indigentes

Por Elvin Sánchez
El tema resulta de una enriquecedora platica con el amigo Ricardo Bobea, en la que abordamos la significativa cantidad de personas necesitadas que dormitan en parques, plazas, construcciones, galerías, marquesinas, y aceras de la ciudad benemérita. Aunque originada por distintas y variadas causales, esta realidad no es única de San Cristóbal, sino del país, tal vez del mundo.
Enfermos mentales, adictos y borrachos... conforman de manera principal la masa de indigentes que tienen las calles como su morada, sin ningún control ni asistencia del sector público y privado. En su mayoría, son personas ajenas a la comunidad que deambulando, llegan y se acomodan en la urbe.
Es humanamente preocupante.
La autoridad municipal, el sector privado, salud pública…están en el deber de ir en auxilio de estos seres humanos. Habilitar un albergue para necesitados es una respuesta que no espera.
En madrugada de lluvia es triste observar como se agolpan en glorietas, galerías y lugares protegidos. Es una situación que a todos nos debe preocupar, y que también debemos atacar y contribuir a la disminución de este flagelo.
La dureza del concreto, sirve de cama;
cartones y periódicos de ayer, sirven de colchón y sabana.
Es un asunto del que no podemos escapar, que es parte de nuestra cotidianidad, que nos envuelve, que nos hace cómplices, y articuladores de soluciones.
Para construir un espacio digno que sirva de refugio nocturno de estos seres desprovistos de techo y familia, sólo es suficiente tener un centavo de voluntad. Ya en otras ciudades del país existe este tipo albergue.
Aunar esfuerzos en esa dirección hablaría muy bien de quienes se involucren, toda vez que la vocación altruista y buen corazón se dimensionaría hacia seres que la carencia no los hace menos importantes.
Niños y envejecientes enfermos abandonados en nuestras calles y plazas, consterna y demanda la rápida atención del sector salud que, casi siempre, se muestra indiferente o poco diligente.
Los enfermos mentales pululan por las calles, orinan y defecan en cualquier lugar, se alimentan de sobras y virando zafacones, es un retrato en blanco y negro de una verdad que demanda la urgente intervención de autoridades y sociedad.
Cada indigente tiene su historia, el día y la hora de llegada a la ciudad, su ruta habitual y el punto para pernoctar en la noche. Cada uno tiene definido su cobijo, con sentido de pertenencia, muchas veces respetado, otras veces vulnerado. Bastaría pasar por los parques en la madrugada, para vivir este drama, la misma banqueta, el mismo lugar en la glorieta…como si fuera marcado con un número y su beneficiario.
Un albergue donde estos seres humanos puedan dormir con seguridad, con servicio sanitario para que las calles dejen de ser orinales y defecaderos. Esta iniciativa que no es particular de nadie, es más bien un sentir colectivo, que busca aliviar la vida de estos menesterosos y que ayudaría al adecentamiento de la ciudad.
En la agenda de San Cristóbal, un albergue para indigentes,
El autor es abogado y notario y dirigente nacional del PRD,reside en San Cristóbal.

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