“Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud,
corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la
salud de la Patria”. Juan Pablo Duarte.
Con el 205 aniversario del natalicio del
fundador y apóstol de nuestra nacionalidad, el patricio Juan Pablo Duarte Diez,
se inicia la celebración del “Mes de la Patria”, ocasión propicia para reflexionar
y preguntarnos si el esfuerzo y el sacrificio asumido por el patricio han
valido la pena; si estamos cumpliendo con su ideario y legado histórico; si
hemos avanzado en materia institucional, municipal y medioambiental;en transparencia,
pulcritud y rendición de cuentas; en el respeto a las leyes, a la defensa de
nuestra soberanÃa, del patrimonio público y si se está aplicando una auténtica y
verdadera justicia.
Juan Pablo Duarte no debe ser recordado
solamente cada 26 de enero con ofrendas florales, eucaristÃas, desfiles
estudiantiles y con discursos falsos y de doble moral (alabando su figura y
actuando contrario a su ideario).
El mayor homenaje, reconocimiento o
monumento que se le pueda hacer en su honor, es que cada dominicano, cada funcionario
público, legislador, ministro, juez, alcalde, director y todo el que maneje
recursos públicos, imite el ejemplo del fundador de nuestra soberanÃa,
presentando una rendición de cuentas de los recursos que fueron puestos a su disposición.
Que actuemos siempre con la debida transparencia,
honestidad, prudencia y vocación de servicio, aplicando siempre los valores
éticos, morales y patrióticos en cada uno de nuestros actos públicos y
privados, tal como él los enarboló, nos los inculcó y aplicó.
Que en todas las escuelas públicas y
colegios se cante su himno y se le rindan los honores correspondientes; que se
retome la “Moral y CÃvica”, que hace muchos años fue eliminada del currÃculo
escolar, lo que sin duda alguna ha servido de caldo de cultivo a la gran
inversión de valores que hoy padecemos; que nuestros profesores se preocupen
por difundir los valores y sÃmbolos patrios, para que en las presentes y
futuras generaciones se despierte el fervor patriótico.
Al carecer de una cultura de rendición
de cuentas en todo el paÃs, ante tantas denuncias de actos de corrupción
pública y privada, considero como el momento oportuno para emular el legado del
Padre de la Patria, de ser el único dominicano que presentó una rendición de
cuentas al paÃs, sin que existiera en ese momento una ley ni alguien que se lo
exigiera.
En un momento estelar en que se pretende
destruir y enlodar el único referente y paradigma de honestidad y patriotismo que
nos queda, estamos obligados a promover y a difundir la vida y obra de quien
fuera capaz de ofrendar hasta su vida, sacrificar todos sus bienes materiales y
los de toda su familia, con tal de dejarnos una patria librey soberana de toda
potencia extranjera; libre de la ignorancia, de la insalubridad, inseguridad,
de las injusticias, de la falta de fe y del enriquecimiento ilÃcito
Si asà lo hacemos el sacrificio y el
martirio sufrido por el Padre de la Patria, no habrá sido en vano.
El autor es Contador Público Autorizado
Ex Miembro Titular de la Cámara de Cuentas de la
República
Ex Diputado al Congreso Nacional
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