El arte de la escena dominicana debe
buscar cómo pagar el aporte creativo y de trabajo de Jáquez. Magnífico,
impecable e sarcásticamente intenso
José
Rafael Sosa
WaddysJáquezconvocó
al cabaret El Camaleón, imaginario antro mala muerte que tiene su última
función, antes de ser clausurado por lo que ubica al público ante una cohorte
de personajes tristes y escandalosos tiene su chance final para evidenciar sus
miserias y sus talentos.
La
función, navega entre el burlesque, el vaudeville, la extravaganza, ofrece un recital de actuaciones moderadas con la genialidad de un
WaddyJáquez, opera como el último deseo del condenado., en el cual el arte es
punta de lanza para atraer clientes, exponer vidas y miserias, mostrar
sorprendentes cualidades de las almas que transitan en ese espacio y de paso,
proporcionar una lúdica experiencia que impacta tiene una ventaja singular: es
vitrina para disfrutar de talentos en baile, danza, caracterización,
interpretaciónactoral.
Siete
personajes en destrezas técnicas, casi milagrosas,en maquillaje, accesorios y vestuario.El nuevo
espacio en Ágora Mallse un escenario con luces y cortinaje de brillos y colores
que relucen con el movimiento al traspasarles, a la izquierda.
Galería
de personajes
Waddy
(El Camaleón), dueño y señor del antro. Cabeza visible del negocio y el hilo
conductor de todo el espectáculo. Se disfruta su entrega y expresividad en los
tonos de humor y de drama, al describir las artistas, a modo de introducción a
escena. El libreto, tremendamente cuidadoso y bien escrito, se adecua a su
expresividad y la estética “Waddy” que ya ha establecido como una marca en los
escenarios que frecuenta.
Josué Guerrero: (El Terror, Rompe
Olas y Carlitin). La intervención de este artista es la gran sorpresa, en el
marco un conjunto de lasactuaciones para ser atesoradas esta producción que de
ninguna forma debe pasar por alto.
Josué
Guerrero se revela múltiple, expresivo, fresco, desacralizador y transformado
integralmente, sobre todo en su primer personaje (Rompeola), en un ejemplo de
loque podría ofrecer cuando nuestro cine se decida a dejar el recato y la
extrema moderación moral que lo moldea.
Su interpretación de El Terror cala profundo
por lo dramático y lo actual: un paciente que ve escapar la vida por el
SIDA y se sabe ante su última actuación.
Cheddy García
(Bola de Fuego) muestra cuan artista es y saca su polivalencia cuando no se
encuentra ante el facilismo de la cámara para hacer una comedia. Chispeante y
aguda, solo con algunas deudas en las notas agudas del canto, sale bastante
bien librada del encargo de hacer creíble esta bola de fuego.
Delta Soto (Sarandunga),
El más noble de los retornos a las cámaras, Dueña de su personaje, con una
expresión facial penetrante y un personaje al parecer diseñado para su
desempeño particular, la veterana actriz rememora toda la tradición que le ha
llevado al lugar cimero que ocupa. Deliciosa. Vivible. Agridulce, ella es como
la historia del teatro moderno, hecha mujer en un solo haz de imagen. Ella sola
paga todo el empeño de acudir al cabaret de marras.
Diomaris La
Mala (Deseo)Talento que le brota por doquier, más allá de una voz portentosa y
un estilo que vocal que llena todo espacio y que deja sentir una artista
integral de la escena. Esta mujer supo desde siempre que lo suyo no se limitaba
a la canción de restaurante en los pasillos perdidos de un Nueva York que le
queda pequeño. Su historia cruel es una de las más dramáticas.
Fiume
Michel – (Bertita) Una que sabe abrir su espacio y romper los esquemas de
la estética que limita la belleza a absurdas medidas. Nada la ha detenido ni en
el cine ni en el teatro. Delicioso narradora de su historia, es un ser para
quedarse con él para siempre.
Ana Rivas (“La
veterana) llega para validar la tradición de un apellido de artistas y
creatividad. Su rol, el más extendido en escena, la única con cinco números,
fue transformación y derrota. Inolvidable.
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