EducaciĆ³n y Buen Ejemplo, Para Un Mejor Ciudadano.


Una joven seƱora junto a dos niƱos caminaba por la avenida ConstituciĆ³n de San CristĆ³bal, parecĆ­an sus hijos, ella de unos treinta aƱos, los pequeƱos de edades entre siete y cinco. La dama terminaba de comer una empanada y de pronto lanzĆ³ al pavimento la funda y servilleta, los pequeƱos hicieron lo propio con los vasos que llevaban despuĆ©s de beber jugo o refresco.
Ese mismo dĆ­a, una dama visitaba una oficina vecina a la nuestra, al momento de retirarse con su bebe de no mĆ”s de tres aƱos, el infante se negaba entregar a la madre un vaso desechable donde habĆ­a tomado agua, insistĆ­a que Ć©l lo depositaria en el zafacĆ³n, por lo que indicamos donde habĆ­a uno y presuroso satisfizo su inquebrantable decisiĆ³n.
En una exagerada osadĆ­a abordamos a la seƱora, con mucha cautela explicamos lo incorrecto que es lanzar desperdicios en calles y aceras…ella nos escucho muy callada, y asintiendo con la cabeza, procediĆ³ a recoger los vasos, fundas y servilletas para llevarlos al zafacĆ³n, que tampoco habĆ­a en las inmediaciones.
Mientras el niƱo depositaba el vaso en el lugar adecuado, la madre nos decĆ­a: ese niƱo es muy parecido a su padre, ordenado y correcto. 
Nuestra generaciĆ³n creciĆ³ viendo a nuestras madres preocupadas en barrer el frente de la casa, era costumbre, habito, cultura de higiene y limpieza, y que abrazadas a esa tradiciĆ³n, muy pocas familias aun practican.
Eso es pasado. Recordar con nostalgia es bonito. La ciudad es otra. Hace mucho que ese tipo de ciudadano y vecino desapareciĆ³. Nuestra realidad es una y sobre esa verdad tenemos la obligaciĆ³n de educar y dar buen ejemplo que ayude a construir un munĆ­cipe distinto, con vocaciĆ³n al aseo urbano y organizaciĆ³n de la ciudad.
Ir hacia las escuelas, los barrios, las congregaciones religiosas, las universidades, los clubes, los gremios profesionales, las juntas de vecinos, los partidos, asĆ­ como los sindicatos, las fundaciones, los grupos sociales y las agrupaciones empresariales, es la ruta mas idĆ³nea para erigir un nuevo sentido de vecindad. 
Es habitual encontrarse con profesionales infringiendo las normas, verlos lanzar botellas de agua, vasos, platos, fundas con basuras y cuantas cosas les parezcan desde vehĆ­culos en marcha…habla muy claro hacia donde debe llegar el esfuerzo de educar y orientar en la tierra del perĆ­nclito, doctor, generalĆ­simo, benefactor y padre de la patria nueva….
Los rectores de una ciudad cosmopolita estĆ”n obligados a tomar decisiones valientes, heroicas, sin pensar en los certĆ”menes electorales venideros, ni mucho menos en sectores distantes al respeto; adecentar y organizar resulta desagradable para una minorĆ­a que vive del caos; el progreso y avance de San CristĆ³bal no puede ni debe estar supeditado a particularidades y protagonismos absurdos, ni siquiera a la indiferencia y el nada me importa de una evidente mayorĆ­a ajena a nuestros orĆ­genes, tradiciones e identidad como pueblo.
El San CristĆ³bal de hoy no es el de ayer, ni lo serĆ” jamĆ”s, pues la rueda sigue girando, pero debemos trabajar para que su giro tenga carĆ”cter evolutivo, no involutivo como hasta ahora sucede. 
Articular un plan de educaciĆ³n ciudadana que involucre a todos los sectores, al maestro en la escuela, al cura en la misa, al pastor en el culto, en las reuniones de entidades y al entrenador deportivo en el inicio de cada prĆ”ctica, aplicar con amor el programa que se adopte.
Dos minutos, sĆ³lo dos minutos para hablar de la importancia de la limpieza, es un buen tiempo que contribuirĆ” significativamente a mejorar la calidad de vida del colectivo y nos encaminara hacia una de ciudad limpia y organizada.
Es el momento de salir de la encerrona histĆ³rica, del enjaulado destructor de nuestra identidad como pueblo, que conduce al sepulcro como sociedad y pone a los pensadores a escribir ingenuamente el panegĆ­rico.

Publicar un comentario

0 Comentarios