Los maestros no son los culpables

En el conflicto entre la Asociación Dominicana de Profesores –ADP--y el ministro de educación, entendemos que este último no debió tomar esa medida en cuanto a romper el diálogo con el sindicato, acompañada con las amenazas de sanciones y cancelaciones, pues lo normal es que cuando haya conflictos entre trabajadores y patrones, se diriman en base a negociación. Y el ministro entendemos fue mal aconsejado, me pareció cuando lo vi, que habíamos regresado a la época del tristemente célebre Porello Reynoso, por lo enojado que se veía y las cosas que decía. Es bueno resaltar que los maestros y las maestras son víctimas y todo lo malo que pasa en el sistema se les quiere endilgar, incluso como únicos responsables de la calidad educativa, a sabiendas de que hay muchas cosas que pasan y que son las que verdaderamente conspiran contra la calidad. Después de este acuerdo de 29 puntos que costó enderezar muchos entuertos con las bases del sindicato, el ministro no debió salirse con las suyas y argumentar que rompía el diálogo con la ADP, pues esto hace retroceder el proceso y envía una señal un tanto nebulosa con respecto al cumplimiento de lo pactado. Un día anterior cuando evaluaban el Programa Internacional de Evaluación de Alumnos –PISA-- también el ministro dio declaraciones desafortunadas. Como también el representante de EDUCA, quien debe saber que el sector magisterial no debe estar a la orden del día para que personeros que muchas veces desconocen nuestra realidad, arremetan y quieran salpicar con lodo, todo un proceso de trabajo, por una actitud hostil en contra del magisterio dominicano. Sencillamente porque es harto demostrable los aportes que el sector magisterial y su mecanismo de representación sindical que es la ADP, ha hecho al sistema educativo, siendo en múltiples ocasiones garante de dicho proceso. Por tanto, no merece el trato que está recibiendo, sino por el contario, deberían enfilar los cañones contra aquellos aspectos nodales del sistema como son las deficiencias en la alimentación escolar, la falta de libros de textos, el verdadero rol del Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil –INABIE—ya que no ejerce su función, pues los fondos se manejan desde la presidencia, cuestión que debe resolverse. Además la dureza del ministro debe aplicarla en la revisión de la nómina, las dificultades heredadas del anterior ministro, el exceso número de periodistas que luego envían a otras instituciones en calidad de préstamo, entre otros no menos importantes, no a la ADP que se la jugó frente a este acuerdo que todavía cuestionan sus bases. Creemos que el ministro debe volver a la mesa de las negociaciones, para abordar la agenda donde se debata la calidad de la educación, la desaparición de la licenciatura en educación, cuestión que más adelante plantearemos a la sociedad para consensuar propuestas que resuelvan esta problemática. Entendemos que se debe valorar la acción de nuestros maestros y maestras con los esfuerzos extraordinarios para ejecutar el plan de trabajo en las escuelas sin materiales, con alta población estudiantil en las aulas, sin talleristas, convirtiéndose en malabaristas, entregando sus vidas día a día. Por lo tanto debe haber una reflexión conjunta entre los padres y madres, los maestros y las maestras y las organizaciones de la sociedad civil para evaluar y plantear soluciones como aquel proceso del Plan Decenal en los años noventas. Y no como ha sucedido ahora. Finalmente, saludamos la decisión madura del presidente de la ADP para que se mantenga el diálogo como principio fundamental en la relación obrero-patronal, llamado que debería obtemperar el señor ministro de educación y aconsejar sus asesores.-

Publicar un comentario

0 Comentarios