José Rafael Sosa
Servicio Especial
La imagen popular que ubica la música clásica
como aburrida y mortuoria, queda hecha pedazos cuando en el camino se encuentra
una institución musical, la de más alto registro en su interpretación, como
Orquesta Sinfónica Nacional, al frente de dos jóvenes, un director apasionado y
un virtuoso del violín, para mostrar lo que es posible cuando una carrera se
abraza con seriedad y en la disposición de
establecer el sello de respeto y
la consistencia
Guillermo Mota y Antonio Rincón, director
asociado de la OSN y violinista invitado, ambos dominicanos, ambos estudiosos,
ambos entregados a sus carreras, ambos iniciados en el Conservatorio Nacional
de Música, nunca dudaron de su entrega a
una carrera exigente.
Mota, director asociado de la Orquesta
Sinfónica Nacional, el violinista Guillermo Mota, nacido en San Pedro de
Macorís y desarrollado su talento en base a estudio, inspiración y técnica que le transmitieron las primeras
enseñanzas como director orquestal que
le transmitió del maestro Dante Cucurullo, en el Conservatorio Nacional de
Música, sentó la firme presencia de un hombre que siente la música y que se
goza en orientar los pases de una orquesta que resulta digna e inmensa
institución musical.
Mota es evidencia de que el futuro de la dirección
orquestal dominicana, tiene sus procesos asegurados. Hay en este director
joven, sentido del compromiso, carisma y una notable formación técnica. Lo que
hizo fue conducir al público por los
pasillos indescriptibles del placer melómano, en su expresión más exigente y
elevada.
El placer de su dirección se sintió plenamente
al conducir, de Sergei Prokofiev, Romeo y Julieta, suite del ballet, Opus 64.
Su actuación como director fue una de las notas más notables de esta entrega.
Antonio Rincón, proveniente de una familia de
músicos y en la que encontró en su padre, Augusto Rincón, su primer maestro. Instrumentista,
radicado en Estados Unidos, vino para mostrar lo que es posible lograr cuando
la inspiración y el talento, con el estudio y el infinito entrenamiento en las
horas del día y la noche, sin descanso, todo por la pasión de comunicar
emociones mediante la música de
permanencia.
Exquisito, cuidadoso, intenso, Rincón puso en
vilo el aliento del público, cuando hizo los pasajes tiernos o agitados del
Concierto para violín y Orquesta, de AramKhatchaturian, escrito en 1940, estrenado en Moscú ese mismo
año y que recibiera en Premio Stalin, orientado
por el dictador ruso a reconocer con la más alta distinción, a los
artistas sobresalientes de la entonces Unión Soviética.
El nuevo Ministro de Cultura, el escritor Pedro
Vergés, en su primer mensaje al público que asiste a la Temporada sinfónica,
exhortó a respaldar la ONS, siguiendo cada uno de los conciertos de la
Temporada.
“Saludo, en éstas breves (y primeras) palabras, a los amantes
de la música clásica de la consagrada temporada sinfónica, bajo la dirección
del maestro José Antonio Molina,
director titular” indica en un mensaje que fue insertado en el programa de la
75 Temporada.
La Orquesta Sinfónica Nacional dirigida por el
maestro Guillermo Mota, junto al solista, el violinista Antonio Rincón. FOTO DE
DAVID SOTO.
El virtuoso del violín, Antonio Rincón, tuvo
anoche una actuación de primer nivel interpretativo, en el segundo concierto de
la Temporada de la Orquesta Sinfónica Nacional. FOTO DAVID SOTO.
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