Por José Rafael Sosa
El concierto inició cerca de las 9 de la noche con
un medley de himnos tradicionales a capela, concluyendo este intro con
"Cuan grande es él" en esta imponente voz que levantó de sus asientos
a los presentes en el Teatro Nacional.
La orquesta Filarmónica de Santo Domingo, dirigida
por Amaury Sánchez, abrió sublime con "El Dios que me ve",
sintiéndose en la piel de todos los más de 60 músicos que estaban en el
escenario, lo que mostró a una Lilly emocionada con este acompañamiento.
En algunos momentos de la noche la artista contaba
como habían nacido algunas canciones, y brindaba palabras de aliento, para
quienes creenlo han perdido todo.
"yo sé que estamos viviendo tiempos muy
difíciles, y yo sé que van de mal en peor. Pero yo también sé, que donde hay
aunque sea un grupito de gente que nunca deja de darle a Dios lo que él se
merece, él siempre va a abrir camino”. Dijo Lilly a su público.
El momento clímax de la noche fue sin duda alguna
la interpretación de "Al final", donde la cantante simplemente tuvo
que dejar al público hacerse cargo de las voces, que arropaban la Sala Carlos
Piantini, y que al unísono cantaban "Siempre has estado aquí, tu palabra
no ha fallado, y nunca me has dejado, descansa mi confianza sobre ti",
sacando en los presentes lágrimas y exclamaciones de fe.
Cerca de las 10 de la noche, la artista llamó al
escenario a su director de orquesta en Houston Texas, Robert Martínez, quien le
acompañó a piano para interpretar algunas canciones de sus inicios, siendo este
el momento íntimo de la noche.
El concierto terminó pasadas las 11 de la noche,
con un público de pie, después de más de dos horas de alabanzas en esta
increíble voz de Lilly Goodman, quien tenía cerca de 5 años sin cantar en
tierra dominicana.
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