TODOS QUISIERAN GANAR


Por Oquendo Medina

   Los dominicanos tenemos el privilegio de tener una Constitución moderna y progresista. Vivimos en un Estado Social y Democrático de Derecho en donde se respeta la dignidad humana, y el ejercicio del sufragio es un derecho y un deber de la ciudadanía para elegir a sus nuevas autoridades.

   Por ello, cada vez que se inicia un proceso electoral son muchos los dominicanos que, a través de los partidos políticos o movimientos independientes, participan en dicho proceso con la esperanzade conseguir la cantidad de votos suficientes para llegar a ser presidente o vicepresidente de la república, senador o diputado, alcalde o regidor.

Y como a los dominicanos nos gusta tanto la política, todo se convierte en pura fiesta durante el desarrollo del certamen electoral; todos, al mismo tiempo, apostandoa que saldrán victoriosos aún cuando reconocidas empresas encuestadoras no le otorguen posibilidad alguna de salir triunfantes.

El momento de la euforia y de la embriaguez en medio de la fiesta no permite reconocer la realidad circundante. Ellos prefieren continuar  soñando e inyectarle dosis de mentira a sus seguidores hasta el día final, descalificando a todas las empresas encuestadoras, bajo un criterio unipersonal y egoísta, de puro engaño y de falta de respeto a quienes le siguen.

Así pasan todo el proceso. Pero el problema con viso de absurdidad e infantilismo radical se presenta cuando comienzan a salir los primeros boletines de la Junta Central Electoral, dando a unos como posibles ganadores y a otros como evidentes perdedores.

Rápido los que no se prepararon para perder empiezan con los dimes y diretes, con las acusaciones de supuestos fraudes y de no reconocimiento de la derrota. Intentan, a toda costa, desacreditar el recién terminado proceso electoral, y lanzan, sin ton ni son, expresiones no propias de las personas prudentes e inteligentes contra todos aquellos que consideran están en contra de sus posiciones.

   Parecería que a los políticos dominicanos se les olvida que en todos los certámenes unos ganan y otros pierden. Deberían aprender que cuando a usted le toca perder, resulta de políticos honorables el aceptar que ha sido derrotado y, en caso de continuar buscando un puesto electivo, empezar a prepararse para participar en los próximos comicios dentro de cuatro años.


   Lo correcto entonces sería comenzar con una autocrítica, y luego adentrarse a un profundo análisis para buscar las causas reales y objetivas que provocaron la derrota. ¿Acaso ni siquiera eso pueden hacer?

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