¡Qué bueno es estar vivo!




El último miércoles de mayo es el Día Mundial para sensibilizar sobre la Esclerosis Múltiple, enfermedad neurodegenerativa del sistema nervioso central que afecta más a mujeres que a hombres.

De origen desconocido, 1 de cada 1000 personas la padecen en el mundo. Se ha comprobado que un diagnóstico precoz ofrece un mejor pronóstico de su impacto discapacitante.

Las manifestaciones más comunes de la Esclerosis Múltiple son la pérdida de masa muscular, debilidad muscular, rigidez y temblores musculares, calambres, cansancio, problemas al hablar, tragar, respirar, cognoscitivos y de visión, así como fluctuaciones del carácter, entre otros.

Un poco más de 500 personas han sido diagnosticadas con Esclerosis Múltiple en nuestro país.

Hoy compartimos el testimonio de Ana Beatriz Fernández, dominicana, médico, militar y madre. Ella nos cuenta cómo se las arregló para terminar sus estudios de medicina, enrolarse en la exigente carrera militar, parir y educar a su hija y servir a la patria salvando vidas en las carreteras de nuestro país.

A Ana Beatriz la conocimos durante la Semana Santa pasada cuando, al frente de un equipo de socorristas del Ministerio de Obras Públicas para quien trabaja, la vimos en plena acción arrebatándole a la muerte un camionero accidentado. Inmovilizado por el choque, el guía del camión presionaba su pecho a punto de asfixiarlo. Por ahí anda, vivo, para contarlo.

El gobierno dominicano, a través del programa de apoyo a personas que padecen enfermedades de alto costo, contribuye en el tratamiento de un grupo todavía reducido de dominicanos y dominicanas que sufren Esclerosis Múltiple. Aunque trabaja para ampliar la protección a más personas.

Ana Beatriz es una muestra del coraje de las mujeres dominicanas. “No tuve otra opción que luchar", dice.  A pesar de esta sorpresa que le trajo la vida, la Esclerosis Múltiple, y que le ha supuesto limitaciones, las ha enfrentado con fuerza de voluntad e ilusión.

A quienes padecen Esclerosis Múltiple en nuestro país y en el mundo, vaya nuestra simpatía y solidaridad, nuestra admiración y gratitud, por la inspiración que ofrecen diariamente a todos y todas sobre el valor de la vida, que no es otro que la alegría de compartir y de saber que tú, yo, nosotros y aquellos existimos, que estamos aquí no para sufrir, sino para ejercer nuestro derecho a ser feliz.

Porque, dígase o no, estar vivo será siempre una oportunidad para ser feliz. Una sabrosa oportunidad que hay que aprovechar. 

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