Por Andrés Matos.
La sentencia del Tribunal Superior Electoral ( TSE) no es contra Guido GĂ³mez Mazara y su equipo de manera particular, sino contra la Democracia y el adecentamiento de la polĂtica en el paĂs. Es ademĂ¡s una clarinada inconfundible y clara señal de lo que harĂan esos jueces, si les tocara decidir el destino de las elecciones generales: presidenciales, congresuales y municipales del 2016.
Lo de este miĂ©rcoles 26 de noviembre, coincidencia mente, fecha del velatorio de las Hermanas Mirabal, mĂ¡rtires de la democracia nacional, indica que esos “magistrados” asignarĂ¡n cargos, desde la presidencia de la repĂºblica hasta un suplente a regidor, a quienes les han garantizado sus curules en esas Altas Cortes.
Demuestran que nos le temen ni le guardan el mĂ¡s mĂnimo respeto a la poblaciĂ³n, a la sociedad. Que no le temen al reclamo de las Leyes y, por tanto, menos al llamado de sus conciencias y la providencia Divina.
La sociedad deberĂa, iniciando por sus lĂderes mĂ¡s preclaros, advertir los mensajes que encierran estas decisiones y, si de verdad quieren provocar un cambio de rumbo al derrotero que lleva la naciĂ³n, decidirse a enfrentar la situaciĂ³n, de la manera mĂ¡s eficaz, que es la organizaciĂ³n y movilizaciĂ³n del pueblo. Luego serĂ¡ tarde.
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