A PROPOSITO DE LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO Y DE LOS PRIMEROS LIBROS.


Desde la inauguración de la primera feria del libro, realizada en 1951, hasta la realizada en la Biblioteca Nacional en 1973, estas Ferias se celebraban digamos que ocasionalmente, pero todas con el mismo desplante hacia los primeros libros.

Desde 1973 hasta este mismo año, 2014, todas las ferias realizadas año por año (excepto en 1996) han mantenido el mismo desplante hacia los primeros libros: no los han tomado en cuenta.

Este hecho, este desplante, y ni siquiera su mención, nos habla claramente sobre los niveles de conducción y hasta de manipulación de lo que llamamos cultura, aún pensándose que cultura es solamente libros y los objetos a los que se asocian: libreros, librerías, mesitas para libros, estanterías, marcadores, sujeta-libros, gafas para leer  y ferias del libro.

Los libros, en todo el Planeta, están escritos en diferentes idiomas. El no conocer determinados idiomas o grafías no significa que esos libros no funcionan o no cumplen el cometido para los que fueron escritos. Simplemente no tenemos las capacidades necesarias para leerlos.

Cuando un hispano-hablante adquiere la capacidad para leer el Inglés, por ejemplo, ya los libros en Inglés les resultan funcionales, útiles, principalmente porque el Inglés es actualmente un idioma casi universal y al que todos los escritores quieren ver sus obras traducidas, como también es el idioma en el que todos los hombres de ciencias quieren ver sus descubrimientos descritos.

Cuando un libro reciente es traducido al Chino, el autor sabe que va a ser leído por cientos de millones de sino-hablantes si el libro se hace suficientemente popular o interesante, como resultó ser el “Don Quijote” o “El Principito”, por ejemplo. De igual manera, un libro escrito en Chino que se haga muy popular, como “Analectas”, de Confucio, será traducido a muchos otros idiomas para que sea conocido por la mayor parte de la humanidad.

Un libro como el “Kama-Sutra”, de origen hindú, ha sido traducido creo que a todos los idiomas conocidos, puesto que su temática es de interés para todos los seres humanos: el sexo y sus formas de practicarlo. Demasiado atractivo para quedarse en un solo idioma. Igual destino ha tenido La Biblia y El Corán, por eso, todos estos libros aparecen siempre en todas las ferias de libros.

Sin embargo, siguen estando ausentes de las ferias los libros más antiguos, quizás por lo pesado de sus “páginas”, pero es más por las incapacidades de los organizadores de mirar más allá de los anaqueles, las editoriales, los rollos de papel y más allá de las imprentas. Si, de las imprentas, porque para los organizadores de las ferias de libros éstos aparecieron solamente cuando se inventó la imprenta, asumiendo que antes de la imprenta, o incluso antes del manuscrito y la tablilla de arcilla, la gente no era capaz de realizar una abstracción ideográfica y sembrarla visiblemente y para siempre sobre la superficie de una roca.

Alguna vez, y ojalá que sea pronto, tendrán que aparecer en alguna feria del libro aunque sea una parte de las miles de páginas de piedra escritas por aquellos pensantes que “escribieron” sobre piedra todo lo que veían y todo lo que se les ocurría, o todo lo que atribuían a seres superiores, o todos los beneficios del sol, las bondades del agua y la capacidad de la tierra para mantenerles con vida. Alguna vez deberá estar en las ferias del libro la escritura rupestre de nuestros indios.

DOMINGO ABREU COLLADO
Página de piedra que narra la acción de las deidades tainas para la acción y beneficio de las aguas. Está localizada en una cavidad junto al cauce del río Jagüey, en Loma Miranda. (Ver adjunto).

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