Hipólito tuvo la razón



Por Bárbaro Batista
Comunicador

Hay que admitir que tuvieron y tienen la razón Hipólito Mejia y las voces más autorizadas de su proyecto presidencial, cuando en todo el tramo de la campaña aseguraban que el 99 por ciento de los perredeístas estaban integrados al proceso en aras de obtener la victoria electoral.

Lógico es pensar entonces, que del universo representado en ese 99 por ciento había Viejos Robles, Hipolitistas, Abinaderistas, Fellistas, Milagristas, Esqueistas, Alburquerquistas, dirigentes con tropas y sin tropas, de la llamada Corriente Renovadora, sin corrientes y  no tendenciados,  pero también los hubo Miguelistas, Institucionalistas e Independientes.

Evidentemente que el perredeísta de las alturas, pero esencialmente de las bases, bajo sol y lluvias, se fajaron de campana a campana para tratar de retornar al poder.

Este ligero análisis lo hemos hecho tomando como base el escrutinio final dado a conocer por la JCE, donde se establece que de manera individual el PRD obtuvo más votos que el PLD, resultando ser el partido con mayor nivel de aceptación en el electorado.

El PRD logró consolidarse como la principal fuerza política del país, manteniendo su posicionamiento en la casilla uno de la boleta electoral.

De partido a partido el PRD obtuvo el 42% de los votos computados, frente a un 37.7% del PLD, de lo que se desprende que el PRD haya resultado ganador en 27 provincias, mientras el PLD solo ganara en 4 provincias y el DN.

En ultramar, también el PRD alcanzó 4 diputados contra 3 del PLD.

De manera que nadie puede argumentar que los Miguelistas vendieron, alquilaron o enajenaron su voto a favor del PLD, porque los resultados indican que la familia perredeísta acudió monolíticamente a votar por Papá, tanto así que hasta Miguel Vargas lo echó blanco, poniendo de esa manera un tapón en la boca a las aves de mal agüero que vaticinaban todo lo contrario.

Así que, el escrutinio final de las elecciones demuestra irrefutablemente que los perredeístas acudieron militantemente a depositar su voto, porque de lo contrario los numeritos fueran otros.

Nadie, absolutamente nadie traicionó su partido, los resultados son más que elocuentes.

La derrota hay que buscarla en otras causas, no en la ausencia del voto perredeísta. De eso escribiré más luego.

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