Ayuntamiento y desarrollo social.


Nicolás Acevedo Sánchez

El ayuntamiento como expresión máxima de autonomía municipal deviene en el principal instrumento del desarrollo social y económico de un pueblo. No tanto por los recursos económicos disponibles, sino por la competencia que la ley le atribuye para la consecución de sus objetivos. Aunque es una entidad de derecho público, su ámbito trasciende la municipalidad y la localidad, y se coloca como una entidad que coordina todos los planes de desarrollo del territorio comprendido.

La visión arcaica de que el ayuntamiento es para recoger basura y construir aceras y contenes se quedó en la historia del derecho municipal y en las mentes de algunos síndicos rezagados en el tiempo y el espacio. La nueva normativa municipal levantada en las leyes 170 y 176 del 2007 convierte el gobierno local en el principal soporte de mejoramiento de la calidad de vida de los munícipes.

Estas leyes construyen un matrimonio sólido: el esposo, representado por el ayuntamiento; la esposa, representada por la ciudadanía. Los principios rectores de esta unión descansan en la transparencia y el libre acceso a la información municipal. La ciudadanía transparenta la gestión edilicia cuando soporta y ratifica las acciones de las autoridades municipales. Se desborda la imaginación del munícipe por el asombro de contemplar que la sindicatura dialoga con el sujeto de su poder: el barrio, la urbanización, la sección, el paraje, las organizaciones comunitarias y todo lo que expresa la municipalidad.

Esta concepción nueva del municipio redefine los roles y competencias de la gestión municipal: cada acción obedece a un proyecto consensuado con todos los actores involucrados. El presupuesto participativo no es un enunciado para respetar la ley, es un compromiso de línea de trabajo y de concreción de realidades minúsculas en los espacios de las gentes.

El ayuntamiento funciona como una carpeta de proyectos articulados en diálogos y consensos democráticos. Las instancias ejecutivas- la sindicatura- y las instancias normativas y fiscalizadoras- regidores y ciudadanía- interpretan fielmente los problemas y soluciones del municipio y responden de forma equitativa en la asignación de los recursos económicos.

En este escenario no hay excusas para avanzar. Cualquier proyecto, por elevado que sea su costo, encuentra los recursos para la ejecución. Diríamos que hay millones de dólares demandando obras civiles, de saneamiento ambiental, de mejoramiento de la calidad de vida de las personas, de educación ciudadana y democrática y de ampliación del poder municipal.

El compromiso ciudadano orienta su fuerza con la participación activa en la escogencia de las autoridades, através de las elecciones municipales. La representación municipal debe ser de calidad y con una amplia vocación de servicios y transparencia. Los mejores representantes del municipio, con probadas biografías en los trabajos comunitarios, asumirían el gobierno local.

Vayamos reflexionando, ciudadanos/as, para que nuestras próximas autoridades edilicias respondan eficazmente a los nuevos lineamientos del desarrollo social y económico del municipio.


cambiniasa@gmail.com

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